"Garganta profunda" por Guillermo Rivelis

Carlos Riedel24 junio, 2022

Días pasados, el Presidente de la Nación cometió un furcio y dijo "Garganta profunda" en vez de "Garganta poderosa", conjunto musical al que quería referirse.

Un furcio.

Se dio cuenta de lo sucedido y dijo algunas cosas, corrigiéndose y sumando alguna reflexión con la que se puede o no acordar.

Escucho y leo desde entonces interpretaciones varias.

Más que interpretaciones son burlas.

"Interpretar", desde cualquier versión conceptual de que se trate, es algo mucho más difícil y "profundo".

Por supuesto. La que campea más libre y laxamente es la supuesta "interpretación psicoanalítica".

Acabo de escuchar en el canal de cable "no importa", al periodista "no importa" referirse a la repetición de furcios del Presidente, de carácter preferentemente "sexual" ("Garganta profunda" es una película de contenido sexual).

También mostraron a Nicolás Maduro diciendo que "Cristo multiplicó los penes" y corrigiéndose para decir "peces".

Y también a otros mandatarios de distintas ideologías y pertenencias políticas.

Claro es que abrieron y cerraron el bloque con Alberto Fernández, de quien dijeron que había batido récords de furcios.

Como estudioso de Freud, debo decir que esta forma de "interpretar" furcios, lapsus, actos fallidos es una contraindicación del creador de la Teoría Psicoanalítica.

Así no se interpreta. Eso no es interpretar.

Freud lo deja muy claro en su obra y lo explica cristalina y rotundamente cuando desarrolla la interpretación de los sueños y específica que un sueño no se interpreta según su contenido manifiesto (la imagen que aparece en el sueño).

Para interpretar un lapsus, un acto fallido, un sueño, un síntoma, todo lo que denomina "formaciones del inconsciente", se requiere, plantea Freud, el decir del paciente en lo que denomina "asociación libre".

Alguien no dice "penes" en vez de "peces" o "profunda" en vez de "poderosa" porque necesariamente esté poniendo en evidencia una cuestión directamente sexual.

No es tan sencillo el Psicoanálisis y mucho menos sencillo aún el aparato psíquico humano.

Ya no como estudioso de Freud, sino como ciudadano, propongo que nos ocupemos de cuestiones más importantes.

Que cuestionemos el accionar de los Gobiernos Nacional, Provinciales y Municipales y del Presidente de la República en particular en asuntos sustanciales.

Y con fundamentos serios.

No con vericuetos falsamente intelectuales y erróneos.

Hay mucho para decir.

Hay importantes manifestaciones campesinas y estudiantiles en Ecuador.

Lamentablemente, con personas fallecidas.

Muchas personas, con sus argumentos o pareceres, pueden cuestionarlas y entender que hay quienes se introducen en esas marchas con fines distintos a lo que se proclaman.

Muchas otras personas las apoyarán sin reparos.

Hubieron manifestaciones similares en otros países del continente y se produjeron cambios de gobiernos por vía de elecciones que reflejaban, al menos en buena medida, las intenciones de esas expresiones.

Creo que todas las personas de buena fe deseamos el buen desempeño de esos gobiernos.

No sabemos qué sucederá en Ecuador.

Pero es muy difícil, más allá de compartir o no las maneras de expresión, manifestación y protesta, no reconocer los motivos de las mismas.

Y lamentarse porque sea esa la situación a la que se llegue sin que antes los problemas sean escuchados y resueltos sin un componente de violencia.

Sin ninguna intención interpretativa, sino más bien asociando personalmente con palabras usadas en esta nota, digo que el poder no es ejercido por quienes muchas veces tienen que gritar esforzando la garganta para ser escuchados.

Y que esas gargantas gritan desde la profundidad del dolor.

Discutamos y cuestionemos lo que real y verdaderamente es necesario discutir y cuestionar.

Y sepamos escuchar a tiempo.