El 25 de Mayo de 1810 de cuando los Anta imaginaron Zárate

Carlos Riedel4 marzo, 2023

Por Arq. Silvia Irene Baccino... Mayo de 1810 fue un mes decisivo en la historia de los argentinos y en tierras que hoy integran el Partido de Zárate habitaron familias ligadas al quehacer político, económico y cultural de Buenos Aires de entonces, que participaron activamente en el movimiento revolucionario que llegó a su punto álgido el día 25 de Mayo con la creación de la Primera Junta de Gobierno. Pero, por esos tiempos también otros vecinos afincados en estos pagos ya vislumbraron la ventajosa localización estratégica del hoy territorio zarateño y soñaron con su promisorio futuro. A través de este breve relato, que fusiona ficción e historia, imaginamos el… 25 de Mayo de 1810 de cuando los Anta imaginaron Zárate.

CALLE 19 DE MARZO

La del 25 de mayo de 1810 fue una húmeda tarde de otoño, mientras en Santa María de los Buenos Aires se estaban viviendo momentos decisivos para la historia de nuestra Patria aquí, en nuestros pagos, los hermanastros Pedro Piña y José Antonio Anta, más conocidos como los hermanos Anta, estaban reunidos en su sencilla casa, de grandes ladrillos asentados en barro y cubiertas de tejas a dos aguas, recordando anécdotas familiares y revisando algunas notas y documentos relacionados con los terrenos que arrendaban, sin saber lo que acontecía en la capital del Virreinato del Río de la Plata.

Los Anta descendían por línea materna del Capitán Gonzalo de Zárate, quien hacia principios del Siglo XVIII por adquisición de tres suertes de estancia a diferentes propietarios se convirtiera en dueño y señor de un importante establecimiento rural, dedicado a la explotación de mulas como actividad principal aunque no única; este dominio abarcaba unas 5.500 hectáreas comprendidas entre el Paraná de las Palmas, la Cañada de la Cruz y el Arroyo de la Pesquería siendo conocido, luego como el Rincón de Zárate.

Hacia el norte de esta propiedad, un poco más allá del Arroyo de las Palmas, se había formado hacia mediados del Siglo XVII otro gran latifundio que perteneció a la Compañía de Jesús hasta el año 1767, cuando fueron expulsados los “curas negros” de todos los territorios españoles por orden de su Rey Carlos III. Dicha extensión fue adquirida en subasta pública, casi dos décadas después, por Don José Antonio de Otálora, destacado vecino de Buenos Aires que reconstruyó buena parte de los edificios de la antigua estancia jesuítica, incluida su casa principal.

Mientras pasaban las horas Pedro y José Antonio Anta se detuvieron a rememorar su llegada a estos parajes solitarios allá por el año 1800, cuando se había producido una gran subdivisión de la estancia de Gonzalo de Zárate entre sus descendientes; también analizaron la administración de su novel establecimiento rural y de la pulpería que, por entonces arrendaban a Mariano Joaquín de Maza (bisnieto de Pascual de Zárate) y también comentaron la necesidad  de sumar más carretas para mejorar el transporte de sus mercaderías entre Buenos Aires y Luján.

La estancia de los Anta nacía en las barrancas y se extendía, a campo abierto, sin alambrados, molinos ni bebederos, hacia el interior de la llanura ondulada siendo su pulpería muy renombrada entre los vecinos asentados en la incipiente zona, puesto que en ella se abastecían de las mercaderías más diversas.

En su lenta conversación aludieron a la ventajosa ubicación de estas tierras del Rincón de Zárate y a la existencia del puerto natural que, desde tiempos remotos, fuera el lugar de salida de los productos regionales y de entrada del contrabando. José Antonio, un adolescente por esos años, leyó a su medio hermano un documento que, por casualidad, había llegado a sus manos. Se trataba de una carta escrita en 1805 por el Alcalde de la Santa Hermandad de la Cañada de la Cruz al Virrey Sobremonte en la que le informaba:

“En el Puerto de Zárate de esta mi jurisdicción a orillas del Paraná, Puerto preciso de los barcos que vienen y van del Paraguay, se ha formado un Oratorio que se intitula el Salvador se han poblado muchos vecinos, y muchos más se poblarán facilitando hallí imediato que se ofrese una suvida y bajada de carretas, y ésta se pueda facilitar con que todos los vecinos concurran por sus turnos bajarla que facilitada que sea podrá en vreve tiempo formarse un pueblo de alguna consideración lo que comunico a V.E. que si lo tiene avien interponga V.E. su superior Autoridad para su puntual cumplimiento por que los mas que viven imediato son de los Boluntarios, y debajo de alguna multa concurran a facilitar la dicha bajada”.

Esta nota, afirmaron los Anta, no hace más que reforzar lo que venimos viendo acerca de la importancia que está cobrando el puerto natural para el embarque comercial, acentuada por la construcción del oratorio y de un modesto caserío en su entorno, predominando los ranchos de adobe, con techumbre de paja o junco, a dos aguas, y estructura de palo de sauce tan abundante en la región, aprovechando el barro y las fibras vegetales modelados según la técnica conocida en estos pagos como “el chorizo” o enchorizado para levantar sus paredes.

Con los últimos rayos del sol Pedro y José Antonio salieron a cabalgar en sus tierras divisando, desde la parte alta de la barranca el paisaje en todo su esplendor, más allá las tierras bajas o “bañados” del Paraná de las Palmas, luego el ancho curso del río y, a lo lejos las islas dominadas, en siglos anteriores por diversos grupos indígenas.

Contemplando el horizonte quizás soñaron despiertos con las enormes posibilidades de desarrollo de estos territorios vislumbrando, tal vez,  que sólo diecisiete años después una parte de sus posesiones resultaría la más adecuada para establecer un pueblo que iba a llamarse Zárate y que en 1909 se convertiría -tal como testimonian algunas viejas fotografías- en una pujante ciudad portuaria, industrial y comercial con un notable desarrollo desde el punto de vista arquitectónico; evolucionando en este aspecto desde las precarias construcciones de adobe con cubiertas de paja y posteriormente tejas hasta la adopción del estilo italianizante para las residencias urbanas y los principales edificios públicos de entonces.

RANCHOS

-Construcciones típicas que poblaban nuestro territorio en tiempos coloniales y primeros años de vida independiente-

VIVIENDA RURAL

-Típica edificación del área rural en la segunda mitad del siglo XIX, ya creado el Partido de Zárate (19 de Marzo de 1854)-

CALLE 19 DE MARZO

 

-La esquina de las calles 19 de marzo y Belgrano presenta, hacia fines del siglo XIX, la típica fachada poscolonial caracterizada por los arcos de medio punto y esquina sin ochava; este estilo que habría de ser paulatinamente reemplazado por los lineamientos de la arquitectura italianizante en las primeras décadas del siglo XX-

PLAZA MITRE

-Plaza Mitre hacia 1910-

CALLE MAZZINI

-Década de 1900. La calle Mazzini, hoy Hipólito Yrigoyen. Al final de la calle se observa el precario muelle del Puerto de Zárate y la visual libre hacia el Paraná de las Palmas y el sector insular-

MUELLE MUNICIPAL

-Década de 1910. El muelle municipal de Zárate. En la imagen se destacan, en la parte posterior, las instalaciones del Frigorífico Smithfield-

PLAZA MITRE

Fuente bibliográfica:

“La distribución de la Tierra y los Orígenes de Zárate” / Prof. Sergio Robles – Revista de Historia Bonaerense Nº 142 - Enero de 1997

“Era una vez… Zárate”. Arq. Silvia Irene Baccino / Arq. María Luisa Sorolla. Buenos Aires, julio de 1997

Quinta La Jovita

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