En este día recordamos la muerte del gran cardiocirujano argentino René Favaloro, no puede hacerse sino otra cosa que recordarlo por sus obras. Este platense gracias a su gran esfuerzo y dedicación, logró el sueño de muchos doctores: pasar de ser médico rural a ser un médico de prestigio mundial. Involucrado intensamente con los problemas de la sociedad, Favaloro hizo miles de operaciones y escribió 350 trabajos científicos.
En 1993 inauguró su instituto universitario, desde el cual trató de humanizar la profesión depositando en sus alumnos el compromiso social.
«Es importante formar profesionales que además de su capacidad como cardiólogos, cirujanos, lo que sea, entiendan que el universitario como tal tiene en los países en desarrollo que participar y propender a que todas las injusticias que se ven desde el punto de vista social, mejoren. Así que es importante que los centros académicos contribuyan a esto» afirmó en su última exposición pública durante la Conferencia de Clausura del XIX Congreso Nacional de Cardiología organizado por la Federación Argentina de Cardiología, en la Ciudad de Mendoza el día 20 de junio del 2000.
El trabajo más importante de su carrera profesional fue la creación del by-pass aortocoronario desarrollado en 1967 en EE.UU. donde permaneció 10 años.
Cuando volvió al país como una persona reconocida, fue muchas veces profesor de universidades y obtuvo muchos reconocimientos en el ámbito internacional. En 1975 creó su fundación llamada: Fundación Favaloro para fomentar la docencia y la investigación. En 1992, inició allí el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, donde apenas 8 meses después ya había realizado 1000 operaciones, incluyendo algunos transplantes de corazón.
La inequidad económica social llevada a la salud fue su gran preocupación. Y así lo expuso durante su última conferencia: «Hay una creciente preocupación por los efectos de la privatización de la atención médica. El proceso de privatización hace que gran parte de la población y especialmente los pobres, tengan que depender de un sector público que se está reduciendo y que no está suficientemente equipado. Mientras que el sector privado se expande con rapidez, aumenta su costo y va quedando restringido a aquellas personas que tienen la capacidad económica para pagar».
Su principal deseo fue el de ser recordado como docente, más que como cirujano y dedicó su vida a la salud del prójimo. Favaloro y su equipo médico atendían y operaban por igual a personas con recursos económicos, como así también a aquellos que no tenían posibilidades de pagar las cirugías que les realizaban, por lo que muchas obras sociales le debían una importante cantidad de dinero.
«Si dejamos de lado nuestra honestidad, nuestro respeto por nuestros semejantes y no entendemos que nuestra profesión tiene ese sacerdocio, que no puede ser desviado por más tecnología que tengamos por delante, realmente tiene muy poco sentido ser médico en nuestro tiempo. Insisto: vivimos un momento en que tendremos que volver a esa sociedad solidaria y participativa, donde no podemos dejar de reconocer que un porcentaje importante de la población queda ahí, en el costado, cada vez más numeroso, que vive en estados miserables (…) de una vez y para siempre debemos entender que la salud es un derecho y todo esto debiera estar al alcance de todos» dijo en una exposición en la ciudad de Mendoza exponiendo sus mayores esperanzas.