La historia detrás de la canción: "La Balsa", el naufragio que construyó el rock nacional

Carlos Riedel9 octubre, 2024

Por Mario Pernigotti... Los hippies argentinos no hacían rock. Hacían ‘música beat”. Pero, en esencia, cantaban en castellano. Los productores, esos señores gordos de saco y con un cigarro en la boca, no aprobaban. Pero, a fuerza de insistir, la gente demostró que sí quería escuchar. La historia de José Iglesias (el Tanguito más famoso del rock) y de cómo nacen La Balsa y el rock merecían un buen informe...

Es 1967, en la Argentina gobiernan los militares. Desde el mundo llegan nuevas ondas de paz y amor. Son los hippies que en Estados Unidos no quieren ir a la guerra de Vietnam; sólo desean el amor libre y fumar hierba.

En las calles porteñas aparecen unas figuras nuevas que llaman la atención de transeúntes “bien vestidos”, que son como el papá de Mafalda: serios, de traje y corbata.

La moda cruza el continente y aterriza en la Argentina.

Pero acá tendrá sus características propias. Eso sí. El pelo largo pasa a ser una bandera identificatoria.

Y es, también, el “criterio de búsqueda” de los policías cuando salen a buscar población para alimentar las prisiones. Hayan cometido o no algún delito, van a parar tras las rejas.

Hay un joven que empezó cantando temas de rock and roll y mueve la cintura al estilo Elvis. Se llama Roberto Sánchez y pronto reencaminará su ruta hacia senderos más tranquilos y románticos. Sandro dejará el rock y pasará a ser uno de los líderes de la balada romántica latinoamericana. Antes que Maná, antes de Luis Miguel, antes que Julio Iglesias y Roberto Carlos…antes que tantos…

Hasta que en las radios empieza a escucharse un tema que está pegando…

¡Es una canción de los hippies pelilargos! ¿A ver qué dice?

Estoy muy solo y triste, acá, en este mundo abandonado
Tengo la idea la de irme al lugar que yo más quiera
Me falta algo para ir, pues caminando yo no puedo
Construiré una balsa y me iré a naufragar

Tengo que conseguir mucha madera
Tengo que conseguir de donde pueda

Y cuando mi balsa esté lista, partiré hacia la locura
Con mi balsa, yo me iré a naufragar

Y cuando mi balsa esté lista, partiré hacia la locura
Con mi balsa yo me iré a naufragar
Con mi balsa yo me iré a naufragar
Con mi balsa yo me iré a naufragar
A naufragar, a naufragar

Desde el canal Encuentro, este videoclip muestra como era la época de La Balsa

Los que cantan son unos rosarinos encabezados por un tal Felix “Litto” Nebbia. Él no es el único autor del tema que dará inicio formal al rock argentino. No.

El otro se llama José Iglesias, alias, “Tanguito”

Queda claro lo primero: Tanguito y Litto Nebbia crearon La balsa en 1967.

A comienzos de los años 90, el periodista Victor Pintos publicó su libro Tanguito, la verdadera historia (Ed. Planeta). Un recopilado coral con decenas de voces de todos los que vivieron ese inicio del rock argento, lanzó luz sobre el tema de la composición.

El grupo de “hippies” se reunían en plazas y bares. Deambulaban de un lugar a otro toda la noche. Se denominaban a sí mismos como “náufragos”. Y de eso se trataba: de crear en la noche porteña.

Tanguito era un chico marginal que tocaba la guitarra. No había estudiado música, tenía una voz más que aceptable y sus temas solían no tener una estructura clásica de canción: Entrada-puente-estribillo-coros-final.

En cambio, Nebbia era un músico, que había estudiado, que leía partituras y que conocía mucho. Cuando Tanguito se encerraba en el baño de La Perla, el lugar funcionaba como un retorno por su acústica y los músicos podían oírse.

Pero Tanguito no tenía mucho: Apenas una o dos notas y cantaba: “Estoy muy solo y triste, acá en este mundo de m…”

Según la investigación de Pintos, Nebbia le vio potencialidad a la canción y le fue agregando partes. Primero eliminó la expresión “de m….” y la transformó en “abandonado”.

Luego de esa introducción, el puente se le ocurrió por su inmenso amor a la bossa nova, el sonido brasileño que se imponía por eso años.

“Tengo que conseguir mucha madera…” es bossa nova y es Lito Nebbia 100 por ciento.

Así, de a poco fue gestándose el éxito.

Uno de los confidentes de Tanguito que solía compartir momentos con él recuerda el motivo de la inspiración.

“Una mañana estábamos en su casa de Caseros, y en la radio pasaban el bolero La barca por José Feliciano. Estábamos comiendo algo y hablando de no sé qué y de repente Tango dijo algo como: “Lindo, eh”. Se había pegado con la canción”.

El bolero La barca es de 1957 del mexicano Roberto Cantoral y en su tercera estrofa dice: “Hoy mi playa se viste de amargura / porque tu barca tiene que partir / a cruzar otros mares de locura / cuida que no naufrague en tu vivir”.

¡Ahí estaba!

El tema llegó a través del sello RCA Victor y fue una pegada. Tuvo miles y miles de discos vendidos.

Luego de ese éxito, Tanguito fue separándose de su grupo de “náufragos”. Sólo se acercó a los que consumían algún tipo de sustancias adictivas: marihuana casi no se conocía, la cocaína no había llegado (al rock, al menos) y se usaban muchos sicotrópicos adquiridos en farmacias. No pudo escapar de esa vorágine, fue detenido varias veces y luego internado en hospitales públicos. Escapado de uno de ellos, en muy mal estado, cae sobre unas vías de tren y es arrollado por una locomotora.

Litto Nebbia nunca dejó el rock nacional pero amplió su espectro a todos los sonidos locales y continentales. Creó su editora musical Melopea y nunca dejó de componer, crear, actuar ni cantar. Y apoya aún en la actualidad a muchísimos artistas.