"No busques hermano el camino mejor / que ya tengo el alma muda de gritarle a Dios". Hermano, camino, Dios. Hay algo de la jerga de los cancioneros de misa que se apropió del folk en la segunda mitad de los años 70 para sumar sangre joven a la iglesia, pero también bastante de tango rabioso en eso de enfrentarse a Dios a los gritos. Entre esos extremos, Juan Carlos Baglietto y Silvina Garré hicieron, acaso, el hit más triste de la historia de la música popular argentina: la historia de un embarazo perdido que cantada a dúo se convirtió en un emblema del largo invierno de Malvinas y la decadencia precipitada de la Dictadura.