Por Juan Falú... La canción es un poema al trabajo y a la imponencia de las aguas del río Paraná. El poeta es Jaime Dávalos, uno de los más grandes poetas de la canción argentina. El hizo la música y también la letra. Siendo salteño, evidentemente estaba seducido por la magnificencia de ese río que describe tan bien. Soy de Tucumán, un lugar de montaña y de muchos ríos, pero en el noroeste no tenemos aquellos ríos del litoral.
En una parte habla del viaje del jangadero por el río. “Banda, banda, sol y luna, cielo y agua, espejismo que no acaba de pasar, piel de barro, fabulosa lampalagua, me devora la pasión de navegar”, dice. La lampalagua es la víbora más grande de la región. Puede medir cinco, seis y hasta siete metros. Dávalos usa esa figura para describir al río, una “fabulosa lampalagua”, dice.
La canción tiene el misterio de ser mucho más que la suma de una música y una letra, una buena canción siempre es mucho más que eso. Es misterioso.
Jaime Dávalos (1921-1981)
Nació en San Lorenzo, Salta, y su destino pareció marcado desde la cuna. Hijo de Juan Carlos Dávalos, empezó a publicar a los 26 años, pero recién salió del anonimato rondando los 40. Corría la década del ’60 y sus libros de poesías y cancioneros se multiplicaban a la par del reconocimiento.
Formó dupla sin igual con Eduardo Falú, otro salteño, y de allí surgieron algunas de las mejores canciones del folklore argentino.
Dávalos fue poeta, cantor, compositor, tocó la guitarra, la caja, el charango y la armónica que nunca faltaba en su bolsillo. Recorrió el país como dibujante, alfarero, titiritero y minero. A fines de los ’60 hasta tuvo un programa semanal en Canal 7, El patio de Jaime Dávalos.
Una de sus últimas apariciones fue en un festival de protesta en el Luna Park contra las prohibiciones y amenazas a la cultura por parte de la dictadura militar. Quebró en llanto mientras recitaba su “Canto a Sudamérica” al descubrir a Viola, Bussi y otros ocupando las primeras filas.
“Zamba de La Candelaria”, “Vidala del nombrador”, “Tonada del viejo amor”, “Por la huella del canto” y “Las golondrinas” son algunas de sus composiciones más conocidas. Una hermosa versión de “Canción del jangadero” fue incorporada al reciente disco de Liliana Herrero y Juan Falú, dedicado íntegramente a Eduardo Falú y a Jaime Dávalos.