"Yo no fui" por Guillermo Rivelis

Carlos Riedel30 junio, 2022

Tragedia de Texas.

No relataré el tremendo episodio porque está al alcance de quien quiera leerlo, escucharlo, mirarlo por televisión.

Barbarie elevada a la enésima potencia. Crueldad. Sadismo. Goce, reconocido o no, con el sufrimiento de personas, con el horror, con la obscenidad, la morbosidad, lo espeluznante.

Veo, escucho, leo que demócratas y republicanos estadounidenses se acusan recíprocamente.

Procedimiento que conocemos en Argentina, vinculado a situaciones que no tienen, tal vez, el escalofriante impacto de un hecho tan aberrante como el ocurrido en Texas, pero que involucran cuestiones dolorosas, lacerantes, como el vergonzante grado de pobreza.

Procedimiento que conocemos en el mundo. Por ejemplo, acerca de quiénes son los responsables y culpables de las guerras que lo inundan.

No sé qué dicen los ciudadanos estadounidenses. Por ahora creo que todos o la mayoría solo sabemos lo que dicen los dirigentes, como casi siempre.

Habitualmente, los niños dicen "yo no fui" ante una acción y un resultado desafortunados porque tienen miedo al castigo, a la represalia, a la sanción, a distintas formas de respuestas de parte de los adultos que pueden llegar a incluir distintos niveles de violencia.

También, suelen decir "yo no fui" porque quieren ser queridos y temen que si "fueron" no lo serán.

¿Tienen miedo los dirigentes del mundo? ¿Temen ser juzgados? ¿Condenados? ¿Perder liderazgo? ¿Dejar de ser admirados, queridos… obedecidos?

Puede ser.

También puede ser que vean en cada acontecimiento una posibilidad para avanzar en el manejo del poder.

De aumentar control y dominio sobre territorios, economías y demás resortes de dominación, hegemonía, "cuántos" de poder.

¿"Nosotros"? Ese "Nosotros" al que vengo haciendo alusión en estas notas. "Nosotros" que no participamos de las macro - decisiones ni de las disputas de poder. ¿"Nosotros"?

Una respuesta rápida y aparentemente sencilla sería decir: "No nos hagamos problema porque igual no podemos cambiar nada".

Los márgenes de sensibilidad suelen no permitirnos "no hacernos problema".

Por otra parte, la indiferencia no es un recurso recomendable.

La indiferencia no contribuye con la salud y muy particularmente con el bienestar anímico.

La indiferencia conduce a la apatía y la apatía, generalmente, a la depresión.

Por eso, entre otros motivos, Rollo May (1909 - 1994) psicólogo y psicoterapeuta existencialista estadounidense, escribió en el libro "Amor y voluntad" que lo contrario del amor no es el odio, sino la apatía.

Por lo tanto, ¿qué hacemos "Nosotros"?

Enojarnos, dolernos, entristecernos (que no es lo mismo que deprimirnos), interrogarnos a veces más ansiosamente y otras más reflexivamente.

Y seguir generando, ocupando y ejerciendo espacios en los cuales nuestra labor sea hermosa y pueda beneficiar a otros.

También el "bien" se transmite, cerca y lejos.

Reitero acá una frase que publiqué pocos días atrás en este medio y que encabezaba un texto que escribí.

"Muy probablemente, sea exagerada y hasta errónea la imagen. Pero, cuando se extinguieron los dinosaurios, se extinguieron todos, los que eran más poderosos, los que lo eran menos y los que no lo eran".