Personajes zarateños... El "Chivo" Schiavone

Carlos Riedel29 septiembre, 2024

Silvio Schiavone nació en Zárate en 1915. Hijo de Don José Schiavone y Doña Margarita Demarco. Vivió desde pequeño en el barrio de Villa Fox, en la intersección de las calles Arribeños y Moreno.

Su amor por la guitarra fue creciendo junto con él y a la sombra de eximios guitarristas, en su adolescencia ya se destacaba por sus cualidades al pulsar dicho instrumento.

Solía alternar permanentemente en distintos lugares en los que acompañaba, junto con otros guitarristas, a una cantidad de intérpretes, compartiendo largas tertulias que se extendían hasta la madrugada.

Don José (su padre) no veía con buenos ojos esa actitud de vida y decidió que Silvio comenzara a trabajar en la "Papelera Argentina", cosa que éste hizo hasta que fue convocado para cumplir con el servicio militar obligatorio.

Por su altura fue destinado al Cuerpo de Granaderos a Caballo General José de San Martín, cuyo uniforme Silvio lucía con gran apostura y orgullo. Algunas de las fotografías que se había hecho sacar hoy perduran y son atesoradas por quienes las poseen.

De regreso a la vida civil, continuó trabajando en el mismo establecimiento fabril, ya emancipado de sus padres, y alternaba con distintas actuaciones.

Cumplidos los veintiún años, fue tentado para trasladarse a la Capital Federal y, ante la insistencia de Fermín Iglesias (su gran amigo que por entonces ya descollaba como un gran recitador de poemas camperos y artista de teatro) accedió a establecerse en la gran ciudad, donde permaneció por espacio de cuatro años.

Durante ese transcurso, compartió innumerables escenarios con intérpretes de primer nivel como Rosita Quiroga, Azucena Maizani, Mercedes Simone, Libertad Lamarque, etc.

A pesar de la fama y los halagos que recibía permanentemente, Silvio comenzó a mostrar signos de cansancio e insatisfacción. Además le preocupaban algunos síntomas de alteración nerviosa y dolores de cabeza.

Las luces, los sonidos estridentes, lo sacaban de quicio.
Una noche, en el departamento que compartía con su amigo Fermín, le comunicó a este su intención de abandonar todo y regresar a Zárate, y a pesar de los esfuerzos de su amigo por disuadirlo de lo que él consideraba una absurda decisión, noches después, en ausencia de éste, dejó esa vida saturada de hipocresía y multitudinarias soledades.

Nadie podía entender que teniéndolo todo Silvio decidiera su regreso sin razón aparente. Nadie podía saber tampoco las tormentosas batallas que se libraban en su mente.

FUENTE: Osvaldo Eduardo Silva ( El Ñato)