"LA BRUJA Y EL POLI" un cuento de Diego Paolinelli

Carlos Riedel14 diciembre, 2024

Corría el año 1996, la Policía de la Provincia de Buenos Aires, venía sufriendo el permanente el hostigamiento mediático por la gran cantidad de robos, secuestros extorsivos y otras formas delictivas.

La DDI de Zárate, no sería la excepción al tema, ya que era el epicentro de lo que se denominaría “EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS”, por la desaparición reiterada de vehículos de transporte de cargas valiosas, en la modalidad que se dio en llamar: Piratería del Asfalto.

En la Oficina ubicada en la calle Alem al 650, los oficiales no tenían descanso con los llamados telefónicos sobre delitos cometidos en la zona y la presión política que llegaba desde la Gobernación.

Para colmo el Comisario Inspector Pedro Garcia Ochoa, a cargo de la Unidad Especial de Delitos Contra el Transporte, no estaba en su mejor momento personal.

La vida como Oficial de Policía, lo había llevado a tener extensas jornadas fuera de su casa. Los ingresos, como siempre en los servidores públicos, no eran recompensados por estos esfuerzos. Se había casado diez años antes con la que había sido su novia de la secundaria. Luego de estudiar ambos la carrera de derecho en su Morón natal, el decidió unirse a la Fuerza, como lo habían hecho su padre y tío. Tuvo un crecimiento veloz que lo llevo a desembarcar en Zárate, con un puesto mejor y en una ciudad a primera vista, mas tranquila. Ella, había conseguido un cargo administrativo en el Poder Judicial, con lo cual seguía vinculada a su profesión y ambos compartían la idea de cambiar el mundo a través de la Justicia. Pero los años en una Ciudad nueva, con los afectos un poco lejos y abocados a sus trabajos diarios, no le dieron la oportunidad de agrandar la familia, lo cual se había transformado en un tema diario y precipitó el final de la relación.

Una mañana de invierno, lo vieron llegar a su despacho, con una apariencia que no guardaba nada a la imaginación. Su rostro moreno, cubierto de una incipiente barba de varios días sin repasar al ras como la lucia habitualmente

. Sus ropas arrugadas, bajo una gabardina algo sucia. Los zapatos gastados, sin lustrar. Y cuando se sacó los lentes de sol, mostraba unos ojos marrones vidriosos y con pequeños derrames. El aspecto hablaba por si solo, mala noche de alcohol, poco sueño y tal vez llanto por la perdida de la vida junto a la mujer amada….

Pedro se sacó la gabardina y se dejo caer sobre su sillón, encendió un cigarrillo negro y con la primer bocanada de humo, se cubrió el rostro. Tal vez, habrá pensado que era una forma de desaparecer de la vista de tantos curiosos que circulaban por los pasillos y miraban para dentro de su oficina sin emitir comentarios.

Al rato vio parado en la puerta de su oficina a Juanchi, un poli nuevo en la dependencia. El pibe había llegado desde San Fernando, recomendado por un pariente de él e influyente en la política, que se lo quiso sacar de encima mandándolo a Zárate. El Comisario lo había conocido en el Poder Judicial, cuando hacía guardias ahí, justo en el lugar de trabajo de su ex esposa. No parecía tener muchas luces como para crecer en la fuerza, pero era atento a los mandados. El Comisario, aprovecho su presencia y sabiendo que el chico tenía que ganarse el derecho de piso, sumado a que su ánimo le impedía levantarse de su lugar. Lo llamo por su apellido marcando la distancia Institucional: “!Marquez!”, “Diga Comisario”, respondió rápida y enérgicamente el muchacho. El jefe estiro la mano con un puñado de billetes arrugados y le ordenó: “Anda hasta el Kiosco y traeme un paquete de puchos y un café, negros ambos”. Juanchi, en la misma acción tomó el dinero, respondió “Si señor” y salió inmediatamente a cumplir la misión.

A los pocos minutos, el joven oficial se presentaba en la puerta, con el mandado listo. “Pasá Marquez” invitó el superior. Entregó el pedido y el vuelto, pero se quedaba parado al lado del escritorio. El Comisario que le estaba agregando un sobre de azúcar al café, levantó la vista y lo descubrió aún en su Oficina. Con el humor que traía esa mañana, casi le ladró: “¿Que pasa?, querés propina??”. El chico sin perder la postura, estiro a labios apretados una pequeña sonrisa y dijo: “No Jefe, pero me tomé el atrevimiento de traerle algo mas”…sacó de su bolsillo un pequeño folleto de color amarillo escrito con letras negras. Luego lo apoyó sobre el escritorio y se lo acerco al Comisario.

Pedro, lo tomó con su mano derecha y lo acerco para hacer foco, su estado anestesiado y la presbicia lo complicaban para la lectura. Alcanzó a leer:

“TÍA MARCIA”

Tarot
Videncia
Unión de parejas Turnos al TE: 011-3535-1111
“Que es esto Pibe…tomatelas”, rezongó Pedro, hizo un bollo con el papel y lo tiró al cesto de la basura. El joven agachó la cabeza, dio media vuelta y cuando se iba, se le alcanzó a escuchar: “Por ahí, ¿quien sabe?, capaz tiene la forma de que puedan volver” y cerró la puerta de la ofician al salir.

Al Comisario, este chico le inspiró una ternura que había olvidado por tanto dolor y ausencia. Entonces se levantó del sillón, reviso el canasto, encontró el bollo amarillo…lo estiró sobre el escritorio y lo miró detenidamente por un rato mientras terminaba su café y abría el atado de cigarrillos para fumarse uno. Al terminar, apagó la colilla sobre el cenicero, tomó el teléfono y marcó el número del folleto.

“Hola, ¿¿Tía Marcia??”, dijo en tonó neutro el Comisario. Del otro lado le respondió una voz de docente vieja y canchera, que le decía: “Si querido, querés un turno?”. “Si” respondió austeramente el policía. “Ok, mañana por la tarde, a las 7 podes??, bueno…anotá, Galería CADU, local 17. Entra por Rómulo Noya, porque por Justa Lima anda mucha gente paseando y ¿me imagino que querés privacidad?. Tú nombre?…Ok Pedro, te espero mañana a las 7. Chau” y colgó. Pedro colgó y volvió a encender otro cigarrillo.

Al día siguiente, llegó a la puerta del local 17, puntualmente. El frente estaba ploteado de negro, de tal manera que no se sabía lo que había adentro. Cuando se acercó, coincidentemente la puerta se abrió y vio salir a una mujer de unos treinta años, muy elegante que en tono muy bajo y cordial se depedia agradeciendo ampulosamente. La mujer giró, cruzó miradas con el Comisario y siguió su camino. Desde adentro la voz que había escuchado por teléfono preguntaba: “¿Pedro?”…este afirmó con su cabeza y nuevamente oyó: “Pasá…¡pasá!”. Estando adentro del local, el cual era exageradamente pequeño, vio una mesa cubierta con un mantel rojo con pequeños vivos dorados. Sobre ella, una lechuza de juguete, una bola de cristal, un mazo de cartas de Tarot y platito con un sahumerio encendido con olor a palo santo. La mujer lo invitó a sentarse y ahí pudo hacer foco en ella. Tendría unos sesenta años, mas o menos. Un vestido amplio y multicolor, que no permitía distinguir formas bajo el. Las manos cubiertas de anillos, en la cabeza un turbante amarillo y un par de lentes oscuros que le tapaban medio rostro, tal como la Diva de la tele. Se sentó y lo miró detenidamente al hombre desde unos grandes ojos negros y pestañas rizadas. El Comisario, impulsado por la ansiedad entre saber o no saber que le deparaba el futuro, quiso tomar la palabra: “Vea Marcia…Yo venía por…” y la mujer levantó su mano derecha en señal de alto y detuvo el discurso diciendo: “No no no, mi amigo. Usted me va a querer contar todo lo que le pasa y después, cuando yo empiece a responder…si es un tipo eceptico…va a decir que yo me tomé de sus palabras. Así no funciono Yo. Primero, te voy a decir que me llames Tía Marcia, porque así me gusta que me digan. Yo te voy a hacer una lectura de manos, te voy a contar cuales son las videncias que yo recibo y si estas de acuerdo con eso, después pasamos a las cartas de Tarot para preguntar lo que viene. ¿Estas de acuerdo Pedro?” Este atinó a decir que sí, moviendo su cabeza.

La mujer, tomó las manos del policía y mirando sus palmas, comenzó con la lectura. A cada frase que esta emitía el policía afirmaba con un simple “aja” o “si”. Identificó su profesión, que trabajaba interminables horas, que se había mudado hacia una década a la ciudad y remató con: “Para colmo se cortó la pareja”. Al oír esto, el policía para no expresar su dolor, solo agacho la cabeza.

Pasaron entonces a las cartas del Tarot y la pregunta obvia se caía de madura: ¿Que pasaría con su pareja. Se volverían a juntar?. La mujer tiró las cartas y le dijo que los veía juntos nuevamente, lo cual genero que los hombros y la cara de Pedro se relajaran por primera vez en mucho tiempo…”Peroooo”…puso suspenso al relato Marcia…”Pero primero vas a tener que destacarte en tu trabajo. Cuando lleguen los reconocimientos, Ella va a volver, porque te vas a ganar su respeto”. El Comisario volvió al seño fruncido y preguntó: “Destacarme…cómo??”. “En eso te puedo ayudar” Dijo ella, para continuar con: “Mirá, yo soy medio Bruja…o mas que eso. Yo tengo videncias sobre gente que realmente vale la pena u obra para el bien. En otras ciudades ya he trabajado con la Policía, en rescates o descubrir donde se esconden tipos pesados. Así que te voy a pedir que pienses en un caso reciente que no haya muchas pistas, vos me lo contás y cuando me llegue la visión yo te llamo y vos actuás. ¿Que te parece?”. Pedro sonrió, inundado de ilusión y respondió: “Me parece…BIEN”. La mujer estiró su mano y sellaron la alianza con un apretón. Antes de irse, el policía le preguntó que debía por la consulta, la mujer rio y dijo: “No Pedro, los que tenemos el Don, no cobramos por nuestro servicio. Los que pagan son los que vienen por cosas banales que no le mejoran la vida a nadie. Estamos en Contacto”

Luego de unos días y cuando la euforia en el Comisario iba desapareciendo, recibió el llamado de la Bruja. “Pedro, tuve una visión…el robo a los camiones de electrodomésticos…bueno, anotá y andá acompañado, puede haber mas gente involucrada”.

Minutos después confirmando con Fiscalía, armó un equipo y fueron por el camino viejo a Lima. Divisaron el dato, junto a un rancho de adobe que se cae a pedazos, hay un galpón nuevo. Llegaron con varias unidades y comandados por el Comisario Inspector Garcia Ochoa, un grupo fuertemente armado redujo a los guardias del local y al entrar…encontraron el deposito de los robos a los camiones sobre ruta Panamericana.

Los titulares de los Diarios se referirían al hecho como: “DURO GOLPE A LA PIRATERÍA DEL ASFALTO”.

Pasaron un par de días, luego de la emoción de un gran acierto. La cara del Comisario no podía ocultar su alegría, saludaba todos y cada uno en la Oficina. Ya en su escritorio, marcó el número de “Tía Marcia”. “Tía?” Dijo con una voz mas suelta que la última vez. “Si Pedro”, respondió con su voz ronca. “¿Puedo pasar hoy por…tú consultorio?” dijo el Comisario y recibió rápidamente la respuesta: “Te espero después de las 7….Aahh Escoces, nada de Nacional, tengo que cuidar mi paladar” y cortó. Pedro entendió que no debía pagar la consulta, pero el dato ganador merecía un premio.

El encuentro de la tarde fue breve, el estuche del whisky escoces fue abierto para chequear la botella de CHIVAS 12 años, y dejado sobre la mesa. Antes de despedirlo y agradecer el obsequio, la Bruja le dijo…las visiones me siguen llegando porque vos actuaste. Ni bien tenga claro el mensaje te llamo y cuando logres posicionarte en el laburo…lo que vos querés recuperar será tuyo nuevamente. El hombre sonrió hasta sonrojarse, salió a la calle desde la galería con una felicidad que no le entraba en el cuerpo.

Semana a semana, Tía Marcia llamaba con datos bastante precisos que alertaban a Pedro y su Equipo, como si se tratara de un Serie de TV. El Comisario así fue recorriendo la Ciudad y los alrededores desbaratando uno a uno los “Negocios” donde almacenaban lo recolectado por la banda que azotaba la zona. Entre las requisas y los aprehendidos surgió un nombre: Roberto “el Mocho” Fernández, como el cerebro.

El vínculo oculto entre la Bruja y el Poli, dejaba fuera del foco de los Medios y las cámaras a la vidente. Pedro sugirió en una de sus visitas al “Consultorio”, blanquear su aporte, pero la mujer se negó rotundamente. Además le hizo saber que a su trabajo en la Ciudad le quedaba poco tiempo. Lo cual preocupó al Comisario, porque todavía no había logrado recuperar a su amada. La Tía Marcia lo tranquilizó “Pero antes de irme te voy a dejar lo tuyo LISTO” y bajo sus grandes lentes para mostrar el guiño de uno de sus ojos.

Pocos días después volvió a sonar el TE del Comisario: “Tengo tú golpe final Pedro” dijo la voz clara de la Bruja.

El dato fue contundente, pudieron agarrar lo que quedaba de la banda y a su Jefe “in fraganti”, cuando intentaron retener un convoy de 2 camiones que trasladaban mercadería valuada en millones hacia Rosario. La cosa no fue fácil, hubo un escaramuza de tiros entre los uniformados y los maleantes. Cuando se suponía que todo había terminado, con los pocos malvivientes entregándose por ser superados en número y armas por los Policías, uno de ellos gritó: “TRAICIÓN”… Y fuera de sí, desarmó al policía que lo retenía, y avanzó contra el joven mandadero de la Oficina que se había sumado como voluntario a la redada….Cuando este se vio amenazado ante el embate, sacó a gran velocidad su arma reglamentaria y disparó 4 tiros certeros al pecho de agresor, que cayó muerto en el instante.

Con el arma aún en sus manos y apuntado al hombre caído, fue sorprendido por su jefe que corrió hacia él y le dijo: “Muy bien Marquez, actuaste como un veterano…al final, tal vez si te da la nafta para la Fuerza. Anda Juanchi, anda tranquilo que yo me encargo de lo que sigue”. El joven agradeció con un gesto y se volvió a ayudar a sus compañeros.

En los diarios además de mencionar otro gran arresto del Comisario Inspector García Ochoa, contarían que en un confuso cierre del arresto, uno de los piratas, desarmó a un Oficial pero fue abatido por un joven Policía. El caído resultó ser el cabecilla de la banda, Pedro “El Mocho” Fernández.

Como ya era costumbre, un par de días después de la acción, Pedro pasó por el Consultorio de Tía Marcia. Charlaron un poco, él le comentó que llamó a su Ex con la noticia que lo ascendían y trasladaban a su Morón natal, entonces le propuso intentarlo nuevamente cerca de los afectos y Ella había aceptado la Propuesta. Como regalo de despedida, el CHIVAS de 12 años, incluía un par de vasos de la marca. Ella le dio un abrazo y cerró la puerta cuando este salió de su local.

Entonces, se acercó a un perchero, se sacó la túnica multicolor y dejó ver un cuerpo delgado y escultural, se calzo una remera negra, unos jeans. Luego se sacó el turbante amarillo y soltó su largo cabello ondeado negro con algunas mechas rubias. Se sacó los grandes lentes negros y uno a uno los anillos. Se sentó en su sillón, destapó el whisky y sirvió lentamente uno de los vasos…luego sirvió el otro. Segundos después…el toc toc en la puerta. “Pasaaa” invitó la bruja. La puerta se abrió y una voz de hombre dijo: “Brindis…de éxito?…de despedida??”.

La mujer dijo: “Brindis de todo eso y más…brindis por lo que viene!!!. Tú tío esta muy contento con vos. Terminamos con la banda de su SOCIO y encima de postre, con su SOCIO. Así que tenés todo a tú disposición para operar en el TRIANGULO DE LAS BERMUDAS. Te felicito Juan Ismael”. Jaja rió el joven. “Basta Tía…te dije hace años que me digas Juanchi, Juan Ismael Marquez era mi Viejo, tú hermano. Decile al tío que se quede tranquilo que ahora le voy a manejar el NEGOCIO como a él le gusta”… y chocaron los vasos para brindar.

FIN