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IMPUDICIA Y COBARDÍA, por Guillermo Rivelis
Impudicia:
Falta de recato y pudor.
Deshonestidad.
Indecencia.
Inmoralidad.
Obscenidad.
Cobardía:
Falta de ánimo y valor.
Pusilaminidad.
Amilinamiento.
Me permitiré plantear la noción de cobardía vinculada al abuso de fuerza, poder, maltrato apoyado en una diferencia de fuerza o poder.
Todas las definiciones anteriores de impudicia y cobardía son aplicables a situaciones tales como violencia de género y violencia ejercida por parte de personas mayores contra personas menores.
Situaciones que lamentablemente abundan.
Aún con existencia de leyes que protegen.
Pero ocurre que las mentalidades no cambian al mismo tiempo que las leyes.
El cambio de mentalidades puede ir ocurriendo parcialmente con el correr del tiempo.
La supuesta autoridad y prerrogativa del varón para ejercer violencia (planteada a menudo como correctiva) contra la mujer forma parte de una mentalidad explícita o implícita que no resulta sencillo cambiar.
Por otra parte, no se trabaja para cambiar lo que, por diferentes motivos, no se desea cambiar.
Especialmente cuando se afirma que tal ejercicio de violencia es lo que debe suceder si es “necesario”.
El maltrato verbal y físico a menores fue considerado como un requisito de la educación.
“Te pego por tu bien”. Frase representativa de una mentalidad instalada.
Los poderes públicos, por acción u omisión, se comportan en muchas ocasiones con impudicia y cobardía.
Considero que lo que conocemos acerca de lo que hasta este momento es la desaparición de Loan Peña y su investigación constituye una situación aberrante de impudicia y cobardía.