"Ideas son ideas" por Guillermo Rivelis

Redaccion General23 mayo, 2024

Febrero de 1961, veraneábamos en Mar del Plata.

Mí mamá, ama de casa, mí papá, visitador médico y yo, alumno de escuela primaria, en un departamento de un ambiente.

Mi tía Sara, odontóloga, y Leonor, empleada de oficina, en un hotel.

Mi papá, mi mamá y mi tía Sara, socialistas.

Admiradores de Alfredo Palacios.

Leonor, la gran amiga de mi tía Sara, casi miembro ya de la familia, radical.

Una radical de cabeza abierta que destacaba también la labor política de Alfredo Palacios.

Alfredo Palacios que decía que la “libertad” de los empleadores para contratar empleados sin regulación del Estado no era libertad para todos.

Denominaba a esta situación “liberticidio”.

El veraneo era producto del trabajo de visitador médico de mi papá y la buena administración del dinero de mi mamá.

Un mes en Mar del Plata.

En un pequeño y acogedor departamento.

Hacía pocos días que habíamos llegado.

Yo tenía nueve años.

Me interesaba por cuestiones políticas.

Sabía qué era la democracia.

Y que el Partido Socialista Argentino, al que pertenecía Alfredo Palacios, era un partido democrático.

Que buscaba construir una sociedad basada en la igualdad, en que todas las personas tuvieran lo económicamente necesario, en el respeto a la individualidad.

El 5 de febrero fueron las elecciones legislativas.

A la noche, caminando por la rambla, entramos a un lugar, que recuerdo lejanamente, que publicaba los resultados de las elecciones.

Y Palacios había sido elegido Senador.

En mis términos, había ganado.

Los cuatro adultos estaban muy contentos.

Volvía al Congreso el político que había redactado muchos proyectos, algunos de los cuales luego fueron leyes.

Volvía el parlamentario que iba a bregar dentro del Congreso, fundamental institución de la democracia, por los derechos de los trabajadores.

Yo rebosaba de alegría.

Aun reconociendo la diferencia, me sentía como si hubiera ganado Racing.

Fuimos a cenar y brindamos.

Es el mejor legado que recibí de mi papá.

La admiración por Palacios, con el socialismo que profesaba, y el amor a Racing.

Ambas cosas se consolidaron en mí con el tiempo.

En fin… que ideas son ideas.

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