Escribe Silo en sus Obras Completas:
“...existen profundos modelos que duermen en el interior de la especie esperando su momento oportuno”.
Es un interrogante que da lugar a discusiones, intercambios, debates en prácticamente todos los sectores sociales y ámbitos de vida.
Los seres humanos, ¿somos definitivamente esto que somos ahora y que venimos siendo a lo largo de la historia?
¿O es posible que existan en los seres humanos posibilidades latentes que no se han manifestado aún y que esperan, como plantea Silo, su momento oportuno?
Si la situación fuera la primera, parecería ser que estuviéramos condenados a las guerras, la violencia, la explotación de unos en manos de otros, formas directas o relativamente encubiertas de esclavitud, violentación sexual, femicidios, torturas, formas despiadadas de dominación, gobiernos con gobernantes crueles e indiferentes al sufrimiento de los gobernados, cruenta desigualdad entre naciones, hambre, corrupción, entre tantos y tantos males que podemos seguir nombrando.
Si la situación, como supone Silo y como supone también quien esto escribe, es la segunda, entonces podemos forjar esperanzas de un futuro distinto y mejor.
Un futuro donde tengan peso y entidad real los términos fraternidad, igualdad y libertad.
Un futuro sin explotadores ni explotados.
Sin supremacía lesiva de algunas naciones sobre otras.
Un futuro en el que los derechos respondan a necesidades y a valores y criterios éticos.
Decía renglones más arriba que “entonces podemos forjar esperanzas”.
Forjar, hacer, fabricar, formar.
Es una esperanza que no “se espera”.
Es una esperanza que se construye.
Que es responsabilidad de los mismos que han de sentirla.
Un ser humano con posibilidades nuevas, con sus capacidades desplegadas, con predominio de relaciones de amor.
No es futuro “lo que viene después” si va a ser igual o excesivamente parecido a lo que fue y lo que es.
Futuro es lo distinto.
Futuro es la novedad.
Futuro es lo que aún no fue.
Y porque hay bellas y éticas ideas “forjadas” por seres humanos en el discurrir, hay lugar para lo distinto.
Y porque esas ideas son modelos que esperan su momento, es que podemos pensar que hay futuro.


