"DIGNIDAD" por Guillermo Rivelis

Carlos Riedel4 septiembre, 2024

 

Dignidad, calidad de digno.

Honestidad, congruencia entre los actos y las palabras, verdad.

La mentira es incompatible con la dignidad.

Mentira y dignidad se excluyen recíprocamente.

La mentira intenta ocupar espacios de privilegio vulnera la razón, usufructúa poder.

La mentira tiene un carácter destructivo, intenta ganar lugares sin ningún tipo de miramiento.

La dignidad, excluye recursos de manipulación.

La dignidad conlleva un valor constructivo, ampliando y enriqueciendo las posibilidades de actuar.

La mentira es destructiva.

La verdad es constructiva.

En tiempos como el que estamos viviendo, se hace difícil distinguir una de otra.

Intereses de diversa índole se dedican a ampliar la confusión con diversos fines.

Estos intereses pueden ser individuales, grupales, políticos, sectoriales.

La mentira puede poner límites al desarrollo y al enriquecimiento de la verdad.

La verdad pone límites al desarrollo inescrupuloso de la mentira.

La mentira erosiona destructivamente al conjunto al cual pertenece.

La verdad amplia las posibilidades de diálogo y creatividad.

En la verdad tienen cabida todas las personas que deseen y que anhelen contribuir a la construcción de un mundo mejor.

En tiempos como el actual, individuos inescrupulosos, con fines que habitualmente se ocultan, intentan ganar, con la mentira como estrategia, espacios y acciones de poder.

Al mismo tiempo, en momentos como el actual en nuestro país, se torna difícil poder diferenciar con claridad las intenciones y acciones de las personas.

De todos modos, la verdad mantiene un baluarte que permite reconocer las buenas intenciones y los fines constructivos.

La verdad y las acciones que se desprenden de ella poseen una característica difícil de confundir.

Sus intenciones y acciones involucran a las personas en un ejercicio que corresponde a un conjunto verdadero y creativo.

Incluyen a las personas en un conjunto que busca la construcción de un mundo mejor.

Personas inescrupulosas participan de conjuntos que tienden a destruir la verdad.

Pero la verdad posee anticuerpos que le permiten distinguir una cosa de la otra.

La verdad proporciona la posibilidad de que muchos participen en la construcción de un mundo mejor.

En nuestro país, en el momento actual, la inescrupulosidad, habilita destructivamente acciones contra la verdad.

Pero la verdad mantiene valores de construcción que la tornan con capacidad de sostener la participación de muchos en acciones de diálogo y de construcción de valores.

El esfuerzo de cada uno de nosotros, destinado a distinguir la mentira de la verdad es una condición indispensable para la construcción de un mundo más abierto, oxigenado y que habilite la participación y las acciones constructivas de muchos.