Entre los personajes más reconocidos del Buenos Aires tardo colonial se encuentra José Antonio de Otálora, figura estrechamente vinculada por lazos de parentesco a figuras de la historia nacional. También, su nombre resuena en la historia zarateña.
Otálora nació en la ciudad de Buenos Aires en 1732, siendo hijo del coronel Gregorio de Otálora, vizcaíno, y de la porteña Juana María de Larrazábal.
A fines de 1753 viajó a Potosí, donde su padre mantenía importantes negocios; allí contrajo matrimonio con la malagueña Josefa del Ribero, en 1754. Posteriormente, la pareja, se trasladó a Buenos Aires donde nacieron sus hijos, formando una familia que dio al país varias generaciones de hombres destacados en la historia política y militar argentina.
Una de las hijas, Manuela, contrajo matrimonio con el oficial español Manuel José Soler y fueron padres, entre otros, del general Miguel Estanislao Soler, guerrero de la independencia y de María Cipriana, casada con Rufino de la Torre y padres, a su vez, de Manuel José de la Torre, primer procurador municipal de Zárate; otra hija, Ana María, segunda esposa del Dr. Benito González Rivadavia, quien era padre de varios hijos, entre ellos, Bernardino Rivadavia, primer presidente argentino; y Saturnina, quien fuera segunda esposa de Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta de Gobierno Patrio, en 1810.
Otálora como integrante de la élite porteña, desempeñó diversos cargos en el seno del Cabildo: regidor, defensor de pobres y alcalde de primer y segundo voto. Con su tío, el coronel Marcos José Larrazábal formó parte de una comisión militar siendo, además, autor de un plan militar de defensa contra el indio, que tuvo oportunidad de ponerlo en práctica al asumir como jefe de las milicias provinciales del Río de la Plata.
En 1780, con el grado de capitán, participó en la frontera del Monte, a las órdenes del comandante de frontera Juan José de Sardén, luchando contra los indios que habían hecho varias irrupciones en la campaña.
En 1785 compró en subasta la estancia de Areco, propiedad de los jesuitas que había sido confiscada por la Corona tras la expulsión de los religiosos, en 1767. Se trataba de una extensión de tierras considerable, unas 62.000 hectáreas que se encontraban en el entonces Pago de la Exaltación de la Cruz, en tierras que actualmente pertenecen a los partidos de Zárate y Exaltación de la Cruz.
En 1789 Otálora figura en el padrón de hacendados del lugar declarando poseer 4500 yeguas y 9000 vacas. Asimismo, veintiuna personas declararon ser arrendatarios de aquellas tierras.
En esta propiedad se alojaron como prisioneros, varios oficiales británicos, integrantes de la primera invasión inglesa.
Al estallar la Revolución de Mayo, su yerno, Cornelio Saavedra, ocupó la presidencia del nuevo gobierno. Sin embargo, aquella Junta fue desconocida por las autoridades de Montevideo, desde donde partían naves que asolaron las poblaciones y estancias ubicadas sobre el Paraná.
Una de estas acciones ocurrió el 24 de abril de 1811, cuando el pueblito de Zárate fue atacado por los marinos de Montevideo y, al día siguiente, como a las siete de la mañana, desembarcaron en el puerto de Las Palmas, y habiendo saqueado la casa de Otálora, tomaron prisionero un criado.
Los últimos años de su vida, delegó las tareas de administración de la estancia en uno de sus hijos, Felipe, mientras pasó a residir en una casona que mandó a construir en la calle Florida 517 donde falleció en noviembre de 1815, ya octogenario.
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(*) Licenciado en Historia e Historiador. La historia compartida es un fragmento extraído de su libro Los que pasaron. Gentes en la historia de Zárate. Colección: Biografías, vol.2 Contacto: serrob2009@hotmail.com