“La Foto del ausente”
En la antigua casona de la cuadra, se decía que vivía aún el espíritu del muchacho que había partido muy joven en busca de fortuna a América y nunca volvió. La noticia de su muerte llegó a través de una carta.
¿O tal vez sí lo había hecho? Ya que cada viernes, cuando la familia se reunía en el salón mayor de la casa para cenar, una casi imperceptible ola de aire frío atravesaba el lugar, a pesar que las ventanas estaban bien cerradas. Y, cuando todas las fotos que estaban sobre una repisa se sacudían, era la del muchacho la única que caía.
Hasta que un día, el anciano Padre tomó la decisión de agregar un plato y una copa más en la mesa de la cena familiar. Y la foto nunca más volvió a caer…
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“Un viaje a ninguna parte”
El subte se ha detenido a mitad del recorrido entre estación Palermo y estación Plaza Italia. Él había tomado esta formación en la cabecera de la línea D, estación CONGRESO DE TUCUMÁN, luego de dos largas horas en bus desde su ciudad hasta la Capital. Miró a sus costados buscando en los rostros de los demás pasajeros alguna respuesta a la situación, pero en todos encontró la misma incertidumbre que la suya.
Las puertas permanecían cerradas y anunciaban por los parlantes que no intentaran bajar de los vagones, ya que las vías están electrificadas y pronto sería solucionado el inconveniente. Entrecerró sus ojos, para relajarse aspiró y se dijo: “será una señal… estoy atorado en un viaje para llegar a un lugar donde no me interesa estar”.
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“Aromas de hogar”
Cuando le preguntaban por un recuerdo en familia de su niñez, él respondía sin titubear que el más grato lo llevaba a esas tardes noches de domingo, mientras que su madre rociaba apresto y planchaba los guardapolvos para ir el lunes al colegio, su padre estaba recalentado la comida que había quedado del almuerzo para cenar todos juntos mientras miraban en su televisión en blanco y negro, el Mágico Mundo de Walt Disney por Canal 13.
Muchos años después, junto a su hermana ya adultos, fueron con sus familias de vacaciones a Disney World y al entrar al parque principal, cuando se encontraron frente la estatua de Walt y Mickey, él me contó que no pudo contener la emoción, pero no porque habían logrado llegar a ese lugar que imaginaban de niños, sino porque en su nariz percibió el aroma del apresto para planchar y la pasta recalentada del domingo de la casa de sus Padres.