De Laura Knight a Eugenia Bekeris y Paula Doberti, o el arte de dibujar juicios de lesa humanidad

Carlos Riedel18 noviembre, 2020

Por Oscar Taffetani... La antigua tradición de bocetar las audiencias judiciales devino en nueva forma del arte testimonial.

En la primavera de 1895, un veinteañero abogado y defensor de pobres que todavía no soñaba con ser pintor, Pedro Figari, asumió en Montevideo la defensa del alférez Enrique Almeida, acusado por el asesinato de otro militar, Tomás Butler, perpetrado la noche del 14 de octubre en la calle Chaná.

Mientras atendía las audiencias de aquel juicio que ya tenía el culpable y la condena anunciados, Figari fue bocetando en los márgenes de las actas y los escritos las alternativas del debate judicial, consignando de puño y letra su opinión sobre acusadores, testigos y jueces. En 1899, tras muchos reveses, el abogado Figari logró el sobreseimiento definitivo del alférez Almeida, que era su propósito al comenzar a bocetar y anotar las audiencias.

De no haber sido porque a los 60 años Pedro Figari se alejó de los estrados y los foros y emprendió una otoñal carrera artística, que lo convertiría en ícono de la pintura rioplatense, aquellos bocetos del juicio por el crimen de la calle Chaná hubieran quedado en el olvido, junto con otros dibujos y versiones taquigráficas de otras audiencias cumplidas en los palacios de la burocracia judicial.

Felizmente, aquellos bocetos fueron rescatados y en ellos, aunque rudimentariamente, se adivina un pre-Figari, a la vez que se puede observar el funcionamiento de la Justicia ordinaria en la margen oriental del río de la Plata, a fines del siglo XIX.

Lápiz, papel y testimonios

En ese Figari comprometido, militante y a la vez artista, hallamos un antecedente de la experiencia desarrollada desde 2010 por Eugenia Bekeris y Paula Doberti, cuando fueron convocadas por la agrupación H.I.J.O.S. para registrar con lápiz y papel, a mano alzada, las alternativas del juicio oral por la segunda desaparición de Julio López.

Desde aquel momento, las artistas decidieron continuar “cubriendo”, con vocación artística y testimonial, los juicios por delitos de lesa humanidad, esos juicios que recuperaron para los argentinos, después del hiato que representaron las leyes de impunidad y los “escraches”, la confianza en un camino irreversible de Memoria, Verdad y Justicia.

Una parte de ese registro metódico de los juicios, con sus testigos sobrevivientes, sus familiares, sus fiscales y abogados querellantes y también sus acusados y condenados, ha quedado reflejado en el libro Dibujos Urgentes. Testimoniar en juicios de lesa humanidad, volumen ilustrado que acaba de publicar Ediciones Mónadanómada, en alianza con la cooperativa de trabajo Chilavert Artes Gráficas, de la ciudad de Buenos Aires.

Colaboran con sus textos, en el volumen, protagonistas de los juicios como el ex juez Carlos Rozanski (prologuista) y sobrevivientes, familiares, referentes y fiscales como Ana María Careaga, Julieta Colomer, Graciela Daleo, María Rosa Gómez, Fabiana Rousseaux, Gabriela Sosti y Hernán Cardinale.

Un detalle de las actividades del colectivo puede tenerse visitando la página

https://dibujosurgentes.weebly.com/quieacutenes-somos.html