Parche que regenera el tejido cardíaco

Carlos Riedel29 septiembre, 2015

Aunque una víctima a un ataque cardíaco puede recuperarse del evento, su corazón termina con cicatrices. Esta cicatrización, puede hacer que el corazón bombee con menor eficacia y eventualmente falle. Ahora científicos han desarrollado un parche prototipo que podría permitir que el músculo cardíaco se regenere y así prevenir el desarrollo de tejido de cicatriz.

Corazón

Un estudio publicado en el diario Nature, explica como el parche de colágeno impregnado segrega una proteína específica, investigadores fueron capaces de coser el parche sobre el corazón de los ratones y cerdos que habían sufrido un ataque al corazón. Alentando el crecimiento de células sanas e incluso los vasos sanguíneos, ayudando a abastecer el nuevo tejido con oxígeno y nutrientes. En última instancia, esto reduce la cantidad de cicatrices.

"Este descubrimiento abre la puerta a un tratamiento totalmente revolucionario", asegura Pilar Ruiz-Lozano.

Un ataque al corazón, puede conducir a la discapacidad a largo plazo e incluso la muerte. Todo empezó al observar otras especies de animales, como peces, que regeneran de forma natural su músculo cardíaco si se llega a dañar. Ellos encontraron que en estas especies la capa exterior del corazón, llamada epicardio, estimula las células musculares del corazón existentes para replicarse.

La tarea difícil fue identificar más de 300 proteínas en el epicardio. De más pruebas y selección, el equipo fue capaz de reducir gradualmente la lista a una sola proteína que estimula el crecimiento de células: Folistatina-como 1 (FSTL1).

Esta es la proteína que pasó a formar el núcleo del parche prototipo. Los investigadores utilizaron un pedazo de colágeno con FSTL1. Esto dio el parche terapéutico la flexibilidad de los tejidos del corazón fetal, liberando lentamente la proteína directamente sobre al músculo y con el tiempo el parche se incorpora en el cuerpo.

Hasta el momento el parche solo se ha probado en ratones y cerdos que han sufrido ataques al corazón, restaurando los niveles normales de 4-8 semanas después de la implantación. Investigadores ahora esperan poder pasar a ensayos clínicos humanos ya en 2017.