Cigarrillo electrónico: mitos y riesgos de un fenómeno de consumo que no para de crecer

Carlos Riedel3 noviembre, 2019

Se produce mayormente en jóvenes y adolescentes que, en muchos casos, buscan sustituir el tabaco. Cómo llegó con “buena prensa” y cuáles son las verdaderas consecuencias que produce.

El cigarrillo electrónico apareció en Argentina desde hace algún tiempo con el propósito de copar el mercado de las personas que buscaban dejar de fumar.

El “vapeo” se produce por una combinación de sustancias que produce el dispositivo y que hace las veces de una pitada de cigarrillo de tabaco tradicional.

Si bien hace bastante que médicos y especialistas advirtieron sobre los riesgos de esta moda, una serie de muertes en Estados Unidos, causadas por el cigarrillo electrónico alertaron a quienes lo consumen.

Por ejemplo, ya es conocido que contiene nicotina y un aerosol que, a su vez, tiene metales y saborizantes. Según explican los médicos esos elementos son dañinos para el corazón, para los pulmones, y se está investigando cuáles son los efectos a largo plazo. Incluso podrían llegar a causar cáncer.

Además, las sustancias mencionadas suponen un margen más amplio del que se imaginaba e incluso del que se había estudiado.

Como el dispositivo funciona con una batería, cuando ésta se encuentra a mayor voltaje más se incrementa la temperatura del filamento y por ende mayor cantidad de compuestos peligrosos son emitidos.

Incluso, no sólo médicos o toxicólogos han alertado sobre el tema. Lo ha hecho el gobierno a través de comunicados y recomendaciones.

Cabe destacar que en nuestro país la ANMAT tiene prohibido “importar, distribuir y comercializar” cualquier tipo de cigarrillo electrónico y todos sus accesorios, incluídos los líquidos para recargarlos, desde el años 2011. Así y todo, en 2018 el 1,1 por ciento de la población adulta consumía cigarrillo electrónico, lo que significa ciento de miles de personas.