Tranquila nena, aun nos queda el Rock N' Roll

Carlos Riedel26 marzo, 2017

Por LEONARDO ARIZA GUEVARA... Pasó un tiempo desde que los corazones cantaron por última vez. Pasó un tiempo desde que las palabras de aquella flor cautivaran toda mi imaginación. Pasó un tiempo desde que te vi sonreír tan feliz. Pasó un tiempo desde que todo fue color rosa. Pasó un tiempo desde que me viste volver a mí. Pasó un tiempo desde que alentaste cada una de las cosas que existen dentro de ti. Pasó un tiempo desde que tu mirada decía la verdad. Pasó un tiempo desde que fingiste ser la misma de ayer. Pasó un tiempo desde que pintaron a la luz del sol todos los relojes. Pasó un tiempo desde que mire un atardecer perdido entre nubes de color naranja. Pasó un tiempo desde que abrace a la muerte. Pasó un tiempo desde que cantaste mi última canción. Pasó un tiempo desde que lloraste junto al teléfono sin saber quién era. Pasó un tiempo desde que el humo nos envolvió los labios. Pasó un tiempo desde que la luna derramo una lágrima por ti y por mí. Pasó un tiempo desde que te dije adiós.

Rock and Roll

Así fue, así fue como aquel ultimo amante un día escribió una carta tratando de despedirse nuevamente, tratando de dejar todo como lo encontró, en el perfecto orden y una misma duración, como una película hermosa, que habla de todo un poco y tiene cortes en todos los momentos de amor.

Así fue, así fue como ella lo vio, cuando se alejaba por la sombra que el sol dejo, con colores en los ojos, con bellos corazones y con una pisca de sal en el gusto. Viendo como su imagen se calcinaba en un espejo, en un espejo que ella adoraba, en un espejo que ella amaba.

Mientras pasaron los recuerdos y los momentos en la imaginación, un día se vieron nuevamente en aquel lugar, en aquel silencio, en aquella brisa dulce de una opaca noche. Los números no estaban a su favor, las poesías anhelaban volver a escuchar, las canciones querían de nuevo sonar, él quería saber lo que era amarte en realidad, ella quería saber si podía ser la misma bella flor.

“Yo te di un lugar, yo te di mis manos y que estemos juntos”, como lo dice Fito Paez, así mismo, él se lo dijo a ella. Como cualquier cosa que escrita quedo, él una gerbera nuevamente le regalo.

Y yo, aquí sentado, tan solo los recuerdo, tan solo los envidio, tan solo los aliento con mis versos, con mis palabras, con mis canción y con mi corazón. Y yo, aquí sentado, tan solo les puedo escribir, porque los amores que vale la pena recordar, son los que lucharon por siempre estar y que hasta el final de los tiempos en las memorias de los que mis palabras lean quedaran.

Pasó un tiempo desde que lo último que les quedo, fue el Rock N' Roll.