No somos tan distintos

Carlos Riedel6 julio, 2015

De Estela Silguero...

Ángel

Repican las gotas de lluvia a nuestros pasos agigantados...

Dos bajo el paraguas...

No deberías temer a las sombras que se ocultan a nuestros pasos.

Me gusta la lluvia, el día cuando todo se torna gris.

Hacer el amor abierto el ventanal!

La agitación de nuestros jadeos empañando los vidrios.

La leyenda dice que cuando alguien muere, y llueve... El alma va al cielo.

A pesar de ello... No somos tan distintos...

Tu... Ángel de luz... Yo, Ángel negro...

Es agradable sentir el aroma de la muerte!

Cuando tu te fuiste dejaste un manto de luto...

Penas y acongojos.

La lluvia y el barro cubrieron tu tumba.

No somos tan distintos...

Tu sangre y la mía saben igual!...

Roja y dulce...

Como tu mirada, dulce... La mía... Falaz!

Partí un día soleado... Subía de la tierra un calor devastador...

Con mi hedor... Nadie acudió!

Solo deje deudas y un manto de alivio, sin ningún dolor.

Piensas que somos distintos?

No, no lo creas!

Ángel de luz, ve mis ojos sin brillo... Sin vida...

Déjame besar tu boca.

Un Ángel negro, a quién le importa?

No somos tan distintos...

El amor nos acopla...

Vamos a recorrer las lúgubres calles de almas perdidas.

Allí te robaré un beso.

Te llevaré a mi guarida. Donde nos amaremos de día.

Donde recorreremos las noches buscando nuevas vidas...