El plan Jackson

Carlos Riedel19 febrero, 2017

Por Steff Nuñez....... “Hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún”, J.L Borges: Tema del traidor y del héroe.

M. Jackson

La Guerra fría fue un enfrentamiento que abarcó lo político, lo económico, lo tecnológico y lo militar, pero sobre todo, lo ideológico. Tanto imperialistas como socialistas, buscaban dominar la dimensión ideológica.

Esta dimensión atraviesa los cuerpos ejerciendo sobre ellos el modelamiento y el control. Todo se trataba de dominar los cuerpos y las mentes mediante las relaciones de poder y de saber -No es casualidad que el conflicto se haya caracterizado por el manejo oculto de información por parte de los dos bandos-.

Mantener mal informadas a las masas, exponer los conflictos de manera superflua y modificar la verdadera realidad de las cuestiones eran puras estrategias. Mentir es una sutil manera de persuadir.

La mentira usada para generar violencia, la violencia que genera desunión, y la Nueva Roma se adjudicará el Divide et impera.

Nunca el mundo conocerá absolutamente todo lo ocurrido en la Guerra de Corea, quizás un poco del desembarco en Bahía de Cochinos, pero nada de Vietnam.

Armas químicas, armas nucleares, tecnología militar, exploración del Universo y hasta una Guerra de las Galaxias en boca del presidente de derecha. Sin embargo, ¿Qué hay de las armas ideológicas?

Aquellas que se contemplan desde múltiples disciplinas como la psicología o la semiótica. El “armamento ideológico” fue clave para ambas potencia.

Manipularon el funcionamiento de las instituciones -escuelas, hospitales e internados- y, sobre todo, los medios de comunicación masiva, en los cuales el mundo posible, casi literario, se vuelve un mundo real.

Arma de manipulación masiva

El medio más popular, la televisión, consagraba esa mímesis, ese simulacro de lo real. Parece que la misma nunca abandonó el propagandismo político, solo lo ocultó detrás del entretenimiento.

Persuade con cinismo, genera dominación sobre el cuerpo y el aparato psíquico del hombre, exige de él el consumo- no solo de lo material, como profesa el capitalismo-y es un integrante irremplazable de toda familia. Nos mantiene atentos, su estilo ningunea a nuestra imaginación, nos muestra un debajo de la cadera que nunca podremos tocar; ¿qué más perfecto que una guerra de medios, de manejo de información sin enfrentamientos cara a cara, sólo persecución ideológica? Quien lograra el convencimiento de las masas, triunfaría.

Ya no alcanzaba con Vietnam. Había que librar una batalla en el espacio. En 1961 Yuri Gagarín se convierte-supuestamente- en el primer ser humano en mirar la TIerra desde arriba y regresar sano y salvo.

Ocho años más tarde, los americanos revuelcan por el suelo el triunfo de los soviéticos al “enviar” a Neil Amstrong a la Luna. Un gran paso para el capitalismo. Una superproducción de Hollywood inspirada en la obra de Julio Verne. Un fraude anterior al reconocido Watergate. Pero el mundo creía en el progreso y celebraba ver coronada a la Luna ficticia de bandas y estrellas en la caja nada boba.

Los soviéticos infiltraban a sus espías de la KGB en la CIA con poco éxito. Debían buscar una estrategia para derrocar al imperialismo utilizando el arma de destrucción masiva capitalista, la ya mencionada televisión.

Un ucraniano llamado Mijaíl Raskólnikov, integrante del servicio de inteligencia soviético, propuso la creación de un héroe para alcanzar la superioridad del socialismo.

Un superhombre moderno, que a diferencia de la fuerza y la inteligencia de los clásicos, debería poseer una dotación acorde a la demanda de las masas -método de proceder del consumismo-. Los astros del cine, el deporte y la música son admirados, imitados, respetados, idolatrados y hasta santificados.

¿Qué político logra todo eso? ¿Qué astronauta o físico nuclear? Crear una estrella mediática era un plan perfecto; los socialistas festejaban la genialidad de Raskólnikov.

El plan se desarrolló minuciosamente. Contrataron al menor hermano de un grupo llamado Jackson 5. Ferviente comunista de talento inigualable cuya fama comenzaba a alcanzar la gloria. Michael Jackson se ofreció para la luchar contra el capitalismo salvaje que lo explotaba desde niño, sería aquel héroe del antiimperialismo.

Grabó el disco Go to be there (1972), iniciando así su carrera solista. En 1978, editó off the wall con ayuda de grandes estrellas de la música que desconocían el gran plan.

El disco fue publicado con éxito en 1979, no aludía al socialismo ya que primero debían conquistar al mercado capitalista ofreciendo música para bailar, no para pensar –no debían obviar los requisitos de la demanda-. Luego, Jackson se mostraría, poco a poco, a favor de las ideas marxistas.

Jackson lo logró con su próximo disco, el más glorioso álbum de la historia de la música: Thriller (1982). El video se hizo mundialmente conocido, los mismos capitalistas lo transmitieron y Jackson logró el record en ventas y podios de charts.

En el video, los muertos vivos –si es posible el oxímoron- salen a la calle a aterrorizar al vecindario, una metáfora clara de que los oprimidos se liberarían del encierro y se rebelarían. Además, el cantante vestía una chaqueta roja con un M-de Marx-. Signos del socialismo aparecían y serían pronto representados por multitudes.

Finalmente, el próximo disco, Oktober, amenazaba al capitalismo con ideas de revolución e incitaba a las masas a la revolución. Pero los americanos, siempre un paso adelante, descubrieron el secreto plan.

Secuestraron a Jackson, asesinarlo no podían, ya habían eliminado a un negro pacifista en público; además, una superestrella implicaría miles de suicidios. Esto resultaría otro escándalo para la Nación de la libertad. Se desconoce qué hicieron con él.

Decidieron inventar una enfermedad dérmica e implantar en su lugar a un doble blanco, que consiguieron tras varias cirugías que lo asemejaran en rasgos al cantante, porque era igual de brillante en cuanto a talento. Este héroe blanco hacía la caminata lunar, pura burla al socialismo. El ícono de la cultura pop se volvía un americano andrógino, con tendencias sexuales perversas y una ambición por parecerse a Peter Pan a través de intervenciones quirúrgicas. Un héroe postmoderno, sin duda.

El muro cayó y el mundo se volvió completamente capitalista. Veinte años más tarde, Jackson era una figura defenestrada por los medios masivos, deplorada y blanco de parodias nefastas. Nada quedaba del magistral plan de Ralkólnikov. Solo ruinas de una idea casi perfecta que un capitalismo sagaz pudo destruir. Pero la historia nunca termina.

El 25 de junio de 2009, Michael Jackson -blanco- fue asesinado y, algunos aseguran que una amenaza en ruso fue inscripta en su cuerpo sin vida. Por ello, y ante otro posible escándalo, los medios se vieron en la labor de justificar su muerte con una supuesta sobredosis; recibieron la orden de las fuerzas de inteligencia americana, desorientada ante la esquela corporal.

Thriller en la CIA: ¿la Guerra fría continúa? América tendrá que contar con nuevos recursos ideológicos para mantener el orden. ¿Será que Los socialistas buscaron vengar a su héroe negro y hacer caer el mundo posible y ficticio de los Estados Unidos de América para así alcanzar su ansiada revolución?.

Jackson

2 comments

  • pamela

    1 marzo, 2014 at 8:17 am

    Bien Steffy, me encantó!!

  • isabel

    26 febrero, 2014 at 6:38 pm

    muy bien escrito el articulo,solo agrego o critico que mas que los iconos de la cultura contemporanea seran los pueblos los que promuevan el cambio real.

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