Rosario, la Chicago Argentina

Carlos Riedel3 febrero, 2013

La complicidad de los expertos en narcotráfico y lavado de dinero. Rosario ha vuelto a ser la Chicago Argentina. Santa Fe, cuando los expertos son cómplices.

Por Carlos del Frade ( Contrainfo.com)

Los años treinta del siglo veinte reaparecen en el tercer milenio enancados en la tasa de homicidios. Durante 2012, la ciudad terminó con 183 asesinatos, cifra que determinó una tasa de homicidios de 15,2 por cada cien mil habitantes.

Dos veces y media la tasa nacional, según indicó hace pocos meses el juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni (6 por cada cien mil habitantes). Esa tasa ubica a Rosario por encima de la criminalidad en San Pablo y Miami y muy cerca de Chicago, de 16 asesinatos cada cien mil habitantes. De allí el regreso del mote de la Chicago Argentina.

Los diarios de las últimas horas informan, por ejemplo, que “se triplicó el consumo de cocaína entre los alumnos secundarios” en la provincia de Santa Fe, según un informe de la Secretaría de la lucha contra la Droga y el Narcotráfico (Sedronar).

El uso de la marihuana aumentó diez veces entre pibas y pibes que tienen entre 13 y 17 años y la investigación asegura que el 10,2 por ciento de los alumnos consultados consumió alguna droga ilícita en el último año.

Los mismos medios de comunicación también destacan las preocupaciones de dirigentes políticos que ahora descubrieron el narcotráfico y el lavado de dinero y hasta dan cátedra sobre la materia ante cualquier micrófono que se le ponga delante. No está mal, más vale tarde que nunca, dicen las voces populares.

Pero es necesario, ante tanta sangre derramada en los barrios de la Chicago Argentina, preguntar: ¿dónde estaban cuando el Banco Provincial de Santa Fe fue privatizado y entregado a los hermanos Rohm, acusados, procesados y detenidos por lavadores de dinero y con vínculos con el narcotráfico?

¿En qué lugar se encontraban estos descubridores tardíos del narcotráfico y el lavado de dinero cuando el Banco Central fue acusado de tal manera por la sindicatura de la quiebra del entonces Integrado Departamental con sede en la ciudad de Venado Tuerto, en 1995, que permitió la evaporación de mil millones de dólares y la pesadilla de por lo menos quince mil ahorristas en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires?

¿Qué dijeron cuando la AFIP promovió una causa por lavado de dinero contra el ex presidente de Ñuls, Eduardo López, en el año 2000 y el tema, además, se debatió en la Cámara de Diputados de la Nación?

Tampoco escucharon a los sacerdotes que a finales de los años ochenta ya denunciaban las matanzas silenciosas que se producían en los barrios rosarinos como consecuencia de las disputas entre bandas dedicadas a la venta de cocaína y marihuana.

A principios de los años noventa, el sacerdote Joaquín Núñez, sobreviviente de las mazmorras de la dictadura, sostenía que en Villa Banana y Bella Vista, oeste de la ciudad, “el 95 por ciento de los adolescentes está desocupado. Hay que encontrarlos entre si porque si no caen en la droga”.

Decía Joaquín, apenas iniciada la década del noventa, que “en los últimos tiempos se llegaron a dar peleas entre distintos grupos de muchachos que llegan a la muerte. Desde una esquina de una cuadra a la otra esquina se han dado peleas con resultados mortales. Hay enfrentamientos entre familias. No es que simplemente se putean o discuten, sino que están a los tiros limpios. Hay muchos chicos muertos por eso, por la policía, muchos que quedaron parapléjicos por heridas y muchos están presos. Es un panorama muy duro y totalmente incierto”, sostenía el sacerdote franciscano hace más de veinte años.

En esos días, otro cura, Claudio Castricone, desde Puente Gallego, sostenía: “Acá no hay secundario. Los chicos, entonces, no pueden seguir estudiando. Empieza un círculo vicioso. No tienen estudio, no tienen trabajo, no tienen nada que hacer. Se juntan en una esquina, allí toman, se drogan y eso lleva a la delincuencia”, analizó.

En la zona norte de barrio Ludueña, Edgardo Montaldo, sacerdote salesiano, viene peleando desde hace más de cuarenta años. A fines de los 90 describía el paisaje humano: “Desde muy chicos los introducen en la droga. No hace falta que dejen la escuela para acercarse a ella. Acá en el barrio hay una “Yabrán” femenina. A veces la veo pasar aquí al lado de la vía acompañada de pibas y pibes a las doce o una de la mañana y vuelven a las cuatro o cinco. Lleva prostitución a domicilio. Hace poco le incendiaron la casa y tuvo el coraje de venir a pedir que le hiciera una nota a la municipalidad para que le reconstruyera la casa. El porcentaje de chicos en la droga se va agrandando cada vez más”, denunció Montaldo.

Los hoy expertos en narcotráfico y lavado de dinero deberían, por lo menos, hacer una mínima autocrítica ante tanta sordera, ante tanta ceguera en los últimos veinte años. Porque el regreso de la Chicago Argentina también tiene que ver con esa forma de complicidad que es la indiferencia.

Fuentes de datos: Diarios “La Capital”, “Rosario/12”, “El Ciudadano”, del domingo 20 de enero de 2013 y los libros del autor “Impunidades y esperanzas”, 1997; “Ciudad blanca, crónica negra”, 2000; “La ciudad goleada. Fútbol, lavado de dinero y poder”, 2005 y 2007 y “País narco”, donde colaboró en la investigación sobre narcotráfico en Córdoba y Santa Fe junto a Mauro Federico, del año 2010.