Rocambole: “Jamás imaginé lo que iba a generar la tapa de Oktubre"

Carlos Riedel3 octubre, 2019

Por Juan Provéndola https://realpolitik.com.ar El legendario artista plástico recuerda detalles sobre el emblemático disco de Los Redondos, cuyo aporte creativo fue indispensable para consagrarlo como obra fundamental del rock argentino.

Oktubre, el segundo disco de Los Redondos y uno de los más trascendentes del rock argentino, partió de un concepto previo que ordenó bajo un mismo eje las posteriores letras, músicas y dibujos del álbum. Eventualmente pueden destacarse por encima de los demás el clima oscuro que exudan los arreglos musicales, “Jijiji” como paroxismo de la liturgia masiva ricotera o la imagen del esclavo rompiendo sus cadenas.

Todos elementos individualmente poderosos pero que perderían sentido si se los despojan de las coordenadas que los contienen: pocos discos del rock argentino lograron construirse y crecer incluso más allá en el tiempo alrededor de un concepto artístico tan granítico y definible como Oktubre. Rocambole, con su lápiz, fue el encargado de darle forma y delinear esos rebordes estéticos tan característicos y venerados.

“Habíamos ido a ver al Luna Park a ver un coro de un ejército ruso y quedamos muy impresionados con las voces graves y esos temas que parecían marchas medievales”, evoca Rocambole, quien luego sondeó entre miembros y allegados a Los Redondos qué imágenes les sugerían la escucha de los demos de Octubre. Y todos “vieron” más o menos las mismas cosas: “Multitudes marchando y banderas - destaca Rocambole-. Esos fueron los dos detalles que me llevé de esa encuesta para pensar el arte del disco”.

“Hoy te sentás en una computadora, armás el diseño y enviás un archivo, pero en ese tiempo hacer la tapa de un disco era comprar las cartulinas, recortarlas y estamparlas… lo cual te convertía no sólo en un diseñador, sino también en un obrero gráfico”, explica Rocambole, quien vive en La Plata. Por ese motivo, el artista plástico debió ajustar la idea estética de Oktubre a las posibilidades técnicas y económicas de un grupo que entonces se manejaba de manera austera, autogestiva y cooperativa. “La serigrafía apareció como solución para la producción en serie, aunque lo rudimentario del sistema al mismo tiempo me obligó a usar pocos colores y a trazar formas más delineadas, porque no permitía sutilezas”, asegura.

“Siempre me interesó el fenómeno que se generó acerca de la tapa de Oktubre y de sus multitudes y cadenas rota, imágenes de las que muchos se apoderaron. Y creo que en definitiva todo tuvo que ver con la optimización de los pocos recursos disponibles y dentro de un producto artesanal, como fueron los vinilos originales de ese disco. A lo mejor, si hubiese dispuesto de más herramientas para hacer un trabajo sofisticado, quizás no hubiese pasado todo lo que pasó”.

Desde una breve paleta tricromática de rojo, negro y blanco (“los colores del anarquismo, a los cuales les agregué como yapa un tonito gris para redondear algunos gestos”), Rocambole proyectó una estética linkeada con afiches soviéticos de principio de siglo.

Si todo eso tuviera que resumirse en una letra, sería en la B invertida de Oktubre que aparece en la tapa del disco. “Tenía antecedentes como letrista porque de adolescente me gané la vida pintando carteles de comercios, así que se me ocurrió inventar una tipografía que sonara ‘sovieticoide’ con cierto parecido al alfabeto cirílico, el que usan los rusos, que tiene letras similares  a las nuestras, pero al revés”, explica el artista platense.

Lo que hizo Rocambole fue darle entidad a las imágenes que los primeros bocetos musicales generaban en el entorno íntimo de Los Redondos, y luego adecuarlas a los pocos recursos de producción que entonces se tenían a disposición. Lo que siguió a eso una vez que Oktubre salió a la calle y empezó a estar en manos ajenas ya es historia conocida… aunque ni el propio artista lo sospechase: “Jamás de los jamases pensé que los dibujos de ese disco iban a ser pintados en banderas, paredes o incluso en tatuajes”, jura.