“No me voy a olvidar jamás estar tocando y escuchar de repente ¡Contra la pared todo el mundo, carajo!”

Carlos Riedel18 junio, 2017

Por Javier Tucci... En una radiografía musical e histórica del ispa, el líder de Vox Dei, Willy Quiroga, habló de todo con APU. De su encuentro con tan sólo 15 años con los aviones bombarderos del ’55; las picantes noches de intimidaciones y persecuciones del onganiato y la última dictadura cívico militar. De su paso por el Salón Blanco y la perlita junto a Aníbal Fernández; los 50 años de carrera de la banda y la situación actual del país, a la que caracterizó como muy grave.

Cuadro de situación: una mañana de viernes totalmente atípica

Me encuentro en mi casa con mis dos hijas y afuera llueve. Una de ellas, la más pequeña (7 meses) tiene que guardarse por unos cuantos días por estar enfermucha. La otra, la mayor (8 años), simplemente se hizo la rata de la escuela para quedarse y ver qué pasa en esta jornada, en la que su papá, o sea yo, no fue a laburar por tener que cuidar a su hermanita... un escenario perfecto para compartir juntos. Al cabo de media hora entre el sonido derruido de una AM que no para de escupir noticias re bajones de un país subsumido en una crisis forjada por empresarios en el poder, mi hija- cuasi preadolescente se dispone a ver una de esas telenovelas de Disney en la que aparecen niños y niñas mexicanas e italianos que patinan y cantan, un formato muy diferente a Clave de Sol, pero ahí no llegué generacionalmente.

En un intento de sacarla un poco de la PC, evitando no ejercer un cercenamiento en su elección, me acerqué y le propuse un juego a lo que enseguida respondió…

-¿De qué se trata?

Que me des una mano en investigar sobre la vida de un groso del rock

-¿Bowie?, Respondió

No…es un músico argentino que se llama Willy Quiroga y toca en una de las bandas pilares de nuestra música rock

-¿Y qué hay qué hacer? Disparó con cierta convicción

Acomodarnos, usar algunos videos para encontrar pistas y escuchar algunas canciones… ¿Lo hacemos?

-Sí, dale

En ese momento la beba dormía y al escuchar a Dolores querer compartir la construcción del cuestionario para Willy sentí un vértigo increíble. Fue así que acomodamos los juguetes desparramados en el piso, corrimos los pañales que yacían en la mesita ratona del living y le pusimos play al Barock del 73, mejor dicho a la peli Rock Hasta que se ponga el Sol, donde aparecen los Vox Dei, Arco Iris, Billy Bond y La Pesada, Sui Generis, Lito Nebbia con Domingo Cura, Color Humano, Pescado Rabioso, Pappo, etc.

Lo más divertido del juego fue que en cada video de Vox Dei que poníamos, sea entrevistas o shows que unían varias décadas, ella me decía “Mirá, siempre lleva esa gorra”. Es por eso que esta entrevista tiene un agregado generacional más y mucho amor puesto en cada pregunta que fue consensuada sigilosamente en un intento de acercar un poquito más a la cultura musical a una niña que me llenó de felicidad al tomarse tan en serio el trabajo de jugar con su papá, para entrevistar a un grande como Willy.

¿Pero quién es Willy papá, se llama así?

No hija, sentate que te cuento. En realidad su nombre es Wilfrido Aníbal Quiroga, pero es más conocido como “Willy Quiroga”, nació el 17 de mayo de 1940 en Río Cuarto, Córdoba, pero vivió casi toda su vida en Quilmes, donde también se respira agite. Se interesó por el rock and roll a fines de la década del '50 luego de escuchar a músicos como Bill Haley & His Comets y Elvis Presley y a los 18 años formó su primer grupo con un estilo similar a Los Fronterizos. En 1962 con el auge del Rock formó su primera banda llamada Los Out pero fue en el año 1967 en plena dictadura de Onganía, el de la primavera de Praga, del Monterrey Pop Festival, del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de los Beatles, en que conoció a Rubén Basoalto, Ricardo Soulé y Juan Carlos Godoy, con los que formó el grupo Mach 4, banda en la que se cantaba en inglés y seguía una estética similar a la de los cuatro de Liverpool.

Con tanta información la piba lo único que quería era salir corriendo y meterle play a la pantalla que había quedado congelada con la tira de Disney.

¿Te sigo contando querés?

-Bueno, dale.

Al año siguiente, con la banda ya establecida con el nombre de Vox Dei y en medio del insipiente amor y paz hippie y el mayo francés desplegado en el ambiente, el flaco Spinetta les aconsejó empezar a cantar en español.

-¿Era amigo de flaco papi?

¿Y si directamente le preguntamos a él?

-¿Cómo fue tu adolescencia a mediados de los años 50’, en ese clima de proscripción y cómo transitaste los años de plomo de las dictaduras que viviste?

-En los 50 cantaba, imitaba todo lo que andaba por ahí, especialmente folklore, tango y…cuando vinieron Los Plateros me copé con el cantante y no paraba de cantar Only You o cualquier cosa de Elvis. En el ’57 me compré la primer guitarra criolla y empecé a tocar folklore con unos amigos; dos años después me llamaron para tocar el bajo en una banda y en el 62 con Los Beatles me compré una guitarra eléctrica y, sabiendo tocar ambos instrumentos, me puse a tocar Los Beatles con otros amigos.

Ahh, me había olvidado de decirte que en el 55, el 16 de junio, estaba circunstancialmente en cercanías a Plaza de Mayo porque iba a trabajar (tenía 15 años). El tranvía pasaba por Piedras y cruzaba por Av. De Mayo y justo cuando llegué ahí se cortó la luz; veíamos pasar camiones y sentíamos los estruendos y nos mandamos para la plaza. Recuerdo haberme parado al lado de un tipo que tenía una ametralladora y cuando pasaban los aviones les tiraban, y nosotros con mi compañero de laburo mirábamos como si estuviéramos en medio de una película. Fue así que enseguida el soldado nos miró y nos dijo ‘tómensela de acá pendejos’, y fue recién ahí que nos dimos cuenta que nada de lo que pasaba era broma…vimos muchos muertos, una experiencia muy grosa para un pibe de 15 años.

Volviendo a lo musical, a finales de los ’50 o principios de los ‘60, estando en Berazategui, conocí a un compañero con el que nos pusimos a tocar folklore de avanzada, un folklore distinto y nos hicimos bastante conocidos allá en el sur. Por esos amigos conocí a Rubén Basoalto quien tocaba con Godoy y Soulé, quienes al faltarle un violero me vinieron a buscar. Y como había pasado malas experiencias con otras bandas, con tipos que no venían a ensayar, súmale que yo era muy constante con lo que hacía porque quería ser músico, no lo tomaba como una diversión o colgarme una guitarrita para conocer mujeres… Cuando nos juntamos por primera vez con los Vox Dei y quedamos que nos encontrábamos a las 14hs llegamos todos a las 13:45hs, ahí me di cuenta que iba de verdad la cosa. Fue así que empezó Vox Dei, en el año 1967.

-¿Y cómo transitaron la década siguiente… los años de plomo de la dictadura?

-Fue horrible, primero con el COMFER y luego con lo que ocurría en todos lados. Me acuerdo que nosotros sacamos La Biblia en el ’71 estando Lanusse y había que hacer letras que no hablaran de todo lo que estaba prohibido como la libertad o derechos básicos de la vida. Nos decían qué era lo que teníamos que escribir y qué no, y teníamos que buscar la manera de decir cosas y que ellos no se den cuenta. Por ejemplo de lo que quiere decir realmente ‘Es una Nube, no hay duda’, porque parece una cancioncita pero al final dice ‘atrapé una nube en una jaula de alambre y además si me da la gana me lo creo’, que era el derecho al libre pensar.

No me voy a olvidar que en muchas oportunidades estábamos tocando y de repente se abrían las puertas violentamente y entraban policías o militares gritando ¡Contra la pared todo el mundo CARAJO! Y a nosotros nos decían ¡Ustedes también paren la música! O directamente llegabas a un lugar y todo el mundo estaba afuera con la compañía de milicos y enseguida nos arrimábamos a dialogar con el dueño del boliche quien nos decía que no podíamos tocar esa noche, mientras veíamos cómo sacaban a las patadas en el culo a la mayoría que estaba en el lugar. O al viajar y ver colectivos detenidos en la mitad del camino con gente con las manos arriba o contra el colectivo. Y ahora que recuerdo a nosotros nos pasó algo también. Íbamos 5 en un auto muy rápido porque salíamos de tocar de un lugar y nos trasladábamos a otro, y una patota nos detiene y nos dice ‘alto, alto, contra la pared’. Enseguida le dijimos que éramos de Vox Dei, y ahí recién los tipos medio que aflojaron un cambio. Pero cuando nos revisaron el baúl encontraron un bidón con kerosene y pensaron que era para armar una molotov y nos apuntaron a la cabeza. Le dijimos que era para prender la mecha de la baliza, porque antes de que exista la baliza que conocemos hoy con todos los chiches de luces, tenías que encender un mechero. Igual nos abrieron todos los estuches de los instrumentos y arrancaron todo para verificar que no haya armas y cuando vieron que no teníamos nada nos mandaron a mudar.

-¿Qué hubiera sido del rock en Argentina si la madre de todos los chicos, Mandioca, al frente de Jorge Álvarez, no hubiera existido?

-No sé, porque lo que hizo Jorge Álvarez fue inventar todo aquello. Primero conoció a Moris y a los Manales y comenzó a viajar por todas las compañías RCA Víctor, Phonogram, etc. a las que les mostraba lo que tenía. Nadie le daba pelota porque en esa época se cantaba en inglés, hasta nosotros lo hacíamos al principio. Y al darse cuenta que nadie lo amparaba decidió armar un sello propio y ahí nació Mandioca ‘la madre de los chicos’. Ahí empezó todo, como también aquello de programar recitales que se hacían de día para bajar la mala onda, los domingos a las 11 de la mañana en el Teatro Coliseo, porque los amiguitos de Onganía nos vigilaban en todo momento. Empezamos con 200 personas, luego fueron 500 y afuera lleno de policías, carros y un despelote total, siendo que nos llevaban detenidos siempre por averiguación de antecedentes.

Cuando cambiamos de sello y grabamos Jeremías en el 72/73, momento que vimos que se pudría todo, nos fuimos a CBS donde nos hicieron una especie carné que se le hacía a todos los músicos. Dicho plástico rogaba a las autoridades que tuvieran la gentileza de darse cuenta que la vestimenta o el pelo largo era porque éramos artistas de la compañía, y si no tenías este carné te pelaban con una máquina cero y te cortaban en cruz. También te rompían los pantalones de abajo para arriba…imagínate que salías con la tela flotando y las piernas al aire. A mí nunca me hicieron esto último, pero me comí un par de patadas ya sabes dónde. Una vuelta nos trasladaron a la central de policía y lo llevaron primero a Pappo y le dijeron ¿”así que vos sos Pappo?” y lo mandaron a otra pieza. Al rato se escuchaba “uhhh, ahhhh”, “¿así que sos Pappo?” y le dieron en la panza varias veces.

Tengo la dicha de estar cumpliendo 50 años con el rock porque empecé en los ’60, pasé por la década del ’70, del ’80, del ’90, del 2000, la del 2010 y llegamos casi a la del 2020. Y a veces los medios me preguntan ¿Alguna vez imaginaste esto? Y les contesto ¡Nunca! Porque cómo vas a imaginar con 20 años, cuando estás empezando una carrera y sólo esperás tocar en los carnavales del año siguiente, y que sigan pasando los años, los años y los años y tu nombre se convierta en una especie de ícono y que tus obras las cante el pueblo, porque las canciones ya no te pertenecen a vos, sino que ya son del pueblo.

-¿Qué te pasó al tocar en el Salón Blanco de la Casa Rosada en 2007, en ese recital que se lo ve a Aníbal Fernández, también oriundo de Quilmes, moviendo la pelvis?

-Fue un reconocimiento total, donde también estuvo Charly, el Flaco Spinetta y otros tantos más. Recuerdo que cuando fuimos nos contaron desde la organización que tuvieron que abrir un salón contiguo al Salón Blanco donde estaba completamente lleno. Ellos mismos se asombraron porque tuvieron que rechazar muchos invitados, y de que se diera tal fenómeno con Vox Dei a lo que les respondimos que éramos la voz del pueblo. Y en cuanto a Aníbal, ese venía a nuestros ensayos desde que era un pibito de 10 años y le echábamos fly o le decíamos “dejanos ensayar che” porque se ponía re pesado preguntando cosas (risas). Hasta que un día le dijimos “está bien, agarrá la punta de ese equipo y ayudanos a llevarlo al camión”, convirtiéndose en un plomo de la banda.

-¿Sos vos el que administra y postea la cuenta Willy Quiroga en Facebook, qué te pasa con esta herramienta que ofrece las puertas del siglo XXI?

-Sí soy yo, me re sirve todo lo que se pueda mostrar a través de Facebook. Tengo tres míos y después hay varios más hechos por fanáticos; hay uno que se llama Grupo de Trabajo de Vox Dei Original y hay otro de gente que se armó en Detroit VoxDei_USA, donde suben videos de ellos viajando y escuchando Azúcar Amargo y demás. Por otro lado me permite armar flyers para que la gente se entere que tocamos y ahí todos comparten y se arma una pelota, al igual que cuando hacés un comentario y todos te comentan lo que piensan al respecto. A veces me pasa que al tenerlos todos cubiertos al límite la gente no me puede agregar como amigo, así que les digo que ellos me acepten. Ni hablar en lo que respecta a grabar, me acuerdo cuando grabábamos en cuatro canales donde tenías que hacer ping pong, cruzando los canales vacíos, haciendo pre mezclas y si te equivocabas en algo perdías todo para siempre. En cambio hoy la tecnología me permite tener un Nuendo multi track, lo que me permite hacer mis propios playbacks o maquetas para presentarles a mis compañeros de trabajo y de ahí ver qué sale con lo que ponga cada uno.

-¿Qué te pasa al enterarte que por lo menos tres generaciones (la de mi viejo, la mía y la de mi hija) han escuchado la Biblia?

-Es un premio que nos dio la vida, porque haber hecho semejante obra en la época en que se hizo cuando estaba Lanusse, fue increíble. Hubo mucha gente que estuvo en desacuerdo con La Biblia, muchos que nos dijeron cómo nos atrevíamos a hacerlo…el prejuicio ante todo, y eso es lo peor que te puede pasar como artista. Hubo gente que estaba en contra sin siquiera haber escuchado qué era lo que estábamos haciendo. Porque sacar la Biblia fue realmente un atrevimiento, una osadía, pero al mismo tiempo sabíamos que no había ningún elemento censurable. Y cuando se anunció que iba a salir, de la curia dijeron ‘momentito, antes queremos leer las letras’. Y nos atendieron medio de manera condescendiente, y cuando pusieron la mirada en el papel y vimos que les cambió la cara, enseguida dijeron ‘esto es maravilloso’. Y como dice la Biblia “así fue”.

-¿Cómo y desde dónde surgió la firma del petitorio para que Vox Dei le toque la biblia al Papa Francisco?

-Eso lo está organizando un fanático nuestro y lo empezaron a compartir en las redes y a lo mejor nos tenés ahí tocando en el Vaticano (risas).

-¿Qué le aporta al rock argentino el regreso del BA Rock, teniendo en cuenta que abundan megafestivales, la mayoría internacionales donde el 90% de las bandas que tocan son también de otras latitudes?

-Es como decir ¡Ojo, miremos también un poco para adentro, porque acá también suceden cosas! Póngannos a los Vox Dei el sonido que tienen Los Who o Eric Clapton y escuchen cómo sonamos. Eso lo podría demostrar cualquier banda de acá, ojo que no digo que sonaríamos mejor que nadie, sino acceder a contar con un sonido totalmente mostruoso, con la tecnología e ingenieros de sonido diferente. Más de una vez nos han dicho ‘parecen una banda de afuera’, por el sonido obvio, no por lo que decimos. Ese sonido lo vivimos sólo con La Renga en Tandil o en Plottier con Los Pericos, lo que te permite darte cuenta que estamos a la altura de cualquier otra banda del mundo.

-¿Cómo ves la gestión de Mauricio Macri a un año y medio de asumir como Presidente, proceso en el que ha aplicado una política de ajuste, tarifazos, y despidos masivos?

-De política mucho no hablo pero creo que se tomaron medidas muy abruptas que desencadenaron en una fractura muy grande en un país donde todo es carísimo, donde los impuestos son enormes para cualquier cosa. Vas a comprar un atado de cigarrillos y los impuestos son del 70%, comprás un litro de nafta y el 70/80% son impuestos y así no se puede competir en ningún rubro. El otro día hablaban que en Dubai, que es un país riquísimo, el pan lactal que acá cuesta $45 allá salía $20 o la leche misma, un producto básico en la canasta. También veo que con el cambio de gobierno muchos aprovecharon para decir acá se pudre todo y entonces ¡Vamos a aumentar por las dudas! Y metieron al país en un problemón por cagazo.

-¿Y cómo ves esa realidad que está ahí afuera, teniendo en cuenta que viajás muchísimo para tocar?

-¡Está muy duro todo! El que está debajo, el que consume, es el pueblo y es el que sufre; desgraciadamente este es un país atípico, es raro. Ya te digo, tengo 77 años y he vivido toda la vida viendo que este país siempre sigue para abajo. No veo que nada mejore…según decía mi viejo, la primera época de Perón fue muy buena, después se pudrió todo. Subía un gobierno democrático y no duraba una canasta y lo bajaban los militares nuevamente. A veces les digo a mis amigos que no somos un país, somos un ispa, porque todavía no llegamos a la categoría de país. Vivimos en democracia pero no sabemos lo que realmente es la democracia.

-¿Y antes de que asuma el macrismo, en aquellos años de Kirchnerismo, veías otra sociedad un poco más democrática e igualitaria, con sus aciertos y errores?

-Creo que todos los gobiernos tienen aciertos y errores. Fijate que todo el tiempo se echan culpas de unos a otros y cómo ahora se pusieron de acuerdo para elevarse las dietas…ahí no hubo discusión. ¿Y el pueblo dónde queda? Sé que por esto que digo más de uno me va a criticar, pero si nos callamos la boca va a seguir pasando este tipo de cosas. Quisiera saber por qué se pusieron de acuerdo en este asunto de las dietas y no se ponen de acuerdo en otras cosas para sacar adelante al país.

-¿Qué proyectos tenés en lo inmediato?

-Nosotros tenemos trabajo todo el tiempo, vamos pronto a Ituzaingó, después a Rosario y Santa Fe; el mes que viene a Mendoza. Pero el hecho de que estemos trabajando no me pone tan ciego como para no darme cuenta de que estamos en problemas, de que el país está en graves problemas, porque conozco personas allegadas que tienen problemas, porque nunca haríamos eso de sentir y decir “yo estoy bien y el resto qué me importa”, no es así.

Luego de terminar de hacer el añorado cuestionario para Willy me acerqué a mi hija y le agradecí por tanta dedicación y, por sobre todas las cosas, por compartir. Renglón a parte para Willy, quien con sus 77 años nos enseña que es a través del lenguaje musical que es posible rejuvenecer día a día y que lo que importa es “El presente y nada más”.