Cae la tarde en mi barrio...

Carlos Riedel10 noviembre, 2019

Por Marisa De Silva...  Desde el patio de Trini se desprende, entre paraísos y gladiolos, la cumbia más colombiana que los Wawanco pudieron tocar...

Se desliza por los alambrados de El Bajo, entre mburucuyás, huevos de gallo y madreselvas y se cuela por mi ventana, mezclándose con el twist y los gritos de unos jovencísimos Beatles, que cantan desde el Winco.

Notas mezcladas que reaparecen secundando la voz de Badía y su “Flecha Juventud”, puntualmente a las 9 , junto a Banana, Mungo Jerry y Miriam Makeba, adelantando la atronadora Novena Sinfonía de Beethoven, que a las 10, daba paso a Pedro Aníbal Mansilla anunciando “Modart en la noche”.

Y en la lejanía, tal vez en Sportivo del Norte, tal vez en Villa Florida, Bárbara y Dick se lamentaban en portuñol con “El funeral del labrador”.

La fábrica perforaba el silencio de la noche con sus parsimoniosas máquinas, mientras la Spika y Radio del Plata, nos regalaban…sueños.

Como los que pergeñábamos sentados al borde de la pileta de Paraná, mientras el parlante mezclaba a Safari, los Iracundos, Manolo Galván con las risas y los piques de la pelota de básquet en el gimnasio.

Las tardes melancólicas de otoño como las voces de Nito y Charly rasguñando las piedras, la cómplice mirada de Vivencia desde el cuarto y la brutal sinceridad de Pastoral, desde el hospicio.

Y la omnipresencia de Sinatra y el Nano, la dulzura de Sergio Denis, Palito en el cine Unión y Sandro en el América y Fernando de Madariaga en Belgrano.

"Voce abusou", recibiéndote en 863, mientras en Topsy, Caneca, Chatos, Sanata o Caprys, Peter Frampton, Chicago, Carly Simon o Steve Wonder desgranaban un “Nena me gusta tu forma”, seguido por “El año del gato”.

Melodías desencadenadas.

Variopintas.

Con claroscuros.

Como la vida.

Cae la tarde en mi otro barrio. El elegido para crear raíces y construir futuro.

Desde el celu y por Spotify escucho descalza en el césped:

“Cuantas veces yo pensé en volver.Y decir que de mi amor nada cambió.Pero mi silencio fue mayor y en la distancia muero día a día…sin saberlo tú”.

Me sacan a bailar.

¿Me disculpan?

Hasta la próxima...