Apuntes sobre Brasil 2014, el Mundial que se viene: Con las defensas bajas (parte II)

Carlos Riedel15 abril, 2014

Pasó más de un mes de la primera parte de nuestra opinión, totalmente subjetiva (que podrán visualizar en https://www.enlacecritico.com/galeria/apuntes-sobre-brasil-2014-el-mundial-que-se-viene-con-las-defensas-bajas-parte-i) y las cosas en el plano defensivo, lejos de haberse clarificado, se han incrustado aún más en el terreno de la duda popular. Repasaremos de manera concisa por qué creemos que la defensa no es tan la culpable de todo.

Defensa Argentina

"Nací escuchando que éramos los mejores del mundo cuando todavía no habíamos ganado nada. Es algo normal, es nuestra manera de ser. A veces nos creemos más de lo que somos y la realidad nos hace tocar el suelo. Los triunfalismos son malos, hay que trabajar con humildad" fueron las palabras de “Pachorra” Sabella a menos de dos meses del inicio del Mundial Brasil 2014. Y no podría estar más de acuerdo con el DT de la Selección Argentina.

Como argentino creemos que Bilardo y Menotti tenían razón en el ’86 y ’78, respectivamente, mientras que en el ’90 y ’82 no. Que Basile (1994), Passarella (1998), Bielsa (2002), Pekerman (2006) y Maradona (2010) son los peores porque no ganaron y el mismo ex director técnico de Estudiantes lo será este año si la Albiceleste no se consagra en el país vecino. Y obvio, lo creemos porque somos los mejores del mundo y Argentina no se debe preocupar de equipos menores como España, Brasil, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, Colombia o los que rayen porque somos los únicos que jugamos y tenemos que ganarles a todos y por goleada.

El periodista deportivo argentino, quien –en su mayoría- glorifica en las buenas y critica a mansalva en las malas, engendra en las cabezas de los habitantes de nuestro país que siempre ganar es bueno y siempre perder es malo. Obvio que cada uno piensa lo que quiere sin embargo si nuestro país lleva 28 años sin ser consagrado como Campeón del Mundo: al parecer los demás también juegan. Y también ganan. Sí, nos ganan. Y entonces llegan cuatro años nefastos donde nos las pasamos pidiendo las cabezas de cualquier Seleccionador de turno, pensando que el fin del mundo se haya a la vuelta de la esquina, hasta que llega el Mundial nuevamente y ahí tendremos que ir a ganarlo porque somos los mejores del mundo, tenemos los mejores jugadores y a un director técnico capaz. Y otra vez el fracaso. La vuelta de ciclo se cumple para renacer una vez más, por los siglos de los siglos.

Tal es la magnitud de esa ironía que es aplicable no solo a los ciclos de la Selección, sino a la mayoría de los equipos que las fueron conformando. ¿Por qué criticamos constantemente a la defensa cuando nos hacen un gol y no a los mediocampistas/delanteros por impedir el avance rival? ¿No hay adulación mediante cuando Fernández, Garay, Campagnaro, Rojo o Zabaleta recuperan el balón y salen rápido para un gol de contragolpe? Nos pensamos que los equipos son un engranaje fordista : los defensores defienden, los mediocampistas “mediocampean” y los delanteros convierten goles. Los defensores pasaron a ser los diabólicos y los ofensivos los ángeles. Todos creemos eso y lamento comunicarles esto argentinos pero, por primera vez en la historia de la humanidad, nos hemos equivocado.

Ni los de arriba son tan buenos ni los de abajo son tan endebles. Son personas, no máquinas. El fútbol y el entorno del mismo critican la falla de un defensor porque, claramente, debía evitar ese gol pero no se critica de la misma manera a un delantero que falla una ocasión manifiesta para convertirlo.

Argentina llegó a este Mundial con 16 partidos de Eliminatorias en los que solamente perdió 2. Sí, sólo 2 (Venezuela de visitante y Uruguay, en la misma condición, cuando ya estábamos clasificados) de 16. Tan mal no hemos estado defensivamente.

Sí, es nuestro punto más flojo. Sí, es donde tenemos menos jugadores de renombre. Sí, la incertidumbre de ver a Robben contra Rojo o a Fred vs Fernández o Garay es quisquillosamente incómoda.

Mas no nos queda otra que confiar en que Alejandro Sabella maximice nuestras virtudes y disminuya nuestros defectos en cualquier sector de la cancha. Convengamos que el mediocampo no suele imponerse ante un equipo físico (¡los presentes de Mascherano, Gago y Banega, mamita!) y Agüero, Messi e Higuaín dejan salir con ligera facilidad a los defensores rivales. Entonces podemos concluir que gran responsabilidad es de la defensa pero el resto del equipo ayuda en muy poco.

Será cuestión de creer más que fundamentar porque, como volvemos a subrayar: no somos los mejores del mundo. Pero tenemos jugadores, experiencia, mística, hinchada y directiva que, a través del equilibrio dentro y fuera de la cancha, piensan que tenemos el potencial para hacerlo. Además quedan esos días previos al Mundial que permitirán consolidar un equipo, una idea y un grupo que serán claves a la hora de pelear por la copa tan deseada.

¿Y por qué no creer en ser campeones? Eso sí: hay que saber que puede no suceder y eso no será, de ninguna manera, un fracaso.