Según un estudio, la escuela no debe “adaptarse”, sino “reinventarse” para enseñar la nueva cultura digital

Carlos Riedel31 agosto, 2014

El razonamiento pertenece al especialista español Manuel Area Moreira, uno de los disertantes en el seminario internacional “Mejorar los aprendizajes en la educación obligatoria” que se realizó en la facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

(Telam)

TICS

La incorporación de las nuevas "tecnologías de la información-comunicación" (TICs) a las aulas y la enseñanza de la nueva “cultura digital” requiere que la escuela “se reinvente” a sí misma, dado que las reformas necesarias van mucho más allá de “meras adaptaciones”.

El especialista español Manuel Area Moreira fue uno de los disertantes en el seminario internacional “Mejorar los aprendizajes en la educación obligatoria” que se realizó en la facultad de Ciencias Económicas de la UBA, organizado en la sede regional del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la Unesco.

“Yo creo que el problema actual es que tenemos que reinventarnos, repensar lo que es la institución escolar y todo lo que significa”, aseguró Area Moreira, quien es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, y doctor en Pedagogía.

“Ya no es solo un problema de incorporar la tecnología sino reformar tanto la currícula, las formas de pensar del profesorado y sus prácticas”, agregó.

Es que la “omnipresencia” que ha alcanzado hoy lo digital, se ha traducido muchas veces para la escuela, en una preocupación por la incorporación de equipos y conectividad.

“Pero los resultados de los estudios que han evaluado su impacto dicen que con la presencia masiva de tecnología no necesariamente se aprende más y mejor”, aseguró.

Su participación en el panel “El desarrollo curricular en contextos de inmersión tecnológica”, apuntó a demostrar de qué manera las “políticas educativas para incorporar las TICs a las escuelas” pueden contribuir a facilitar el pasaje de “una pedagogía del repetir” a una pedagogía del “aprender creando, inventando”.

Para Area Moreira, la razón fundamental para reclamar la “reinvención” de la escuela es que “el contexto socio-económico y cultural en este siglo XXI es radicalmente distinto al que existía cuando nació la escuela en el siglo XIX”, pero también del que marcó su evolución durante el siglo XX.

Adaptando conceptos de Zygmunt Bauman, el especialista afirmó que mientras la escuela de los siglos XIX y XX se proponía educar “para la cultura sólida” o enciclopedista, la actual debe educar para la cultura digital que se caracteriza por ser 'líquida', constantemente en transformación, y difiere de la anterior “tanto en su manera de producirla, difundirla, consumirla”.

Area Moreira explicó que la escuela del siglo XX dividió el conocimiento por materias separadas y puso su énfasis en conseguir una “alfabetización en masa” que produjera individuos capaces de leer, escribir y contar.

“Las instituciones educativas hemos traducido todo eso en prácticas docentes donde aprender era repetir lo que dicen los libros, potenciando el aprendizaje mecánico”, agregó.

Los rasgos de esta nueva “cultura líquida” son la existencia en una nueva “gran biblioteca de Babel” que la conectividad hace accesible en el espacio reducido del aula y la representación del conocimiento en nuevos soportes diferentes del libro.

Además, el surgimiento de una nueva clase de ciudadanía “en red”, la existencia de una nueva “economía del conocimiento” donde los saberes son las materias primas más importantes, y el incremento de “la interacción humano-máquina”, con el condimento de que estas últimas son cada vez más autómatas.

“Ser ciudadano culto, crítico, inteligente que se maneje en este tipo de sociedad requiere inevitablemente nuevas competencias formativas”, dijo.

Además de aprender a leer, escribir y contar, el ciudadano del siglo XXI no debería salir del establecimiento educativo sin haber desarrollado destrezas para la “resolución de problemas prácticos; el análisis y el pensamiento crítico; trabajar en equipo; expresarse y comunicarse en distintas situaciones y desarrollar una actitud positiva hacia la innovación”.

“Este nuevo tipo de competencias no se desarrolla explicándolo, trabajando esa pedagogía del repetir, sino tenemos que crear condiciones dentro de las instituciones educativas” para que los estudiantes las ejerciten, aseguró.

Y aunque es nuevo el contexto que requiere estas competencias, las primeras teorías pedagógicas que pusieron su foco en este tipo de habilidades tienen más de 100 años y Area Moreira propone entonces recuperar los aportes que hicieron a la práctica educativa autores como Maria Montessori, Lev Semiónovich Vigotsky, Célestin Freinet, Paulo Freire, Ovide Decroly y Jean Piaget.

“Ellos dijeron hace un siglo algo que ahora parece que dicen las pedagogías más modernas: que hay que aprender con la experiencia, construir el saber, que la educación tiene que ser personalizada, que el aprendizaje es social y que hay que plantearles proyectos de trabajo a los estudiantes para que exploren, inventen y creen cosas en vez de repetir”, dijo.

Dado que estos conocimientos están disponibles hace más de un siglo, el desafío es llevar a la práctica de una vez por todas esta pedagogía del 'aprender haciendo'.

Esto implica competencias adicionales para los docentes, profundizar algunas políticas educativas vigentes -como la dotación tecnológica y la formación docente continua o la utilización de materiales educativos en formatos online-, pero también profundas reformas.