Todavía hoy se festeja... ¿Qué festejamos?

Carlos Riedel12 octubre, 2014

Desde Lucerna, Suiza, para Enlace Crítico....

Aborigen

Todavía hoy se festeja aquel extraño episodio ocurrido hace más de 500 años, cuando dos culturas chocaron de frente, entre risitas idiotas y palmaditas en la espalda.

Aquella barbarie (perpetrada por borrachos reclutados de las fondas y tabernas del puerto de Palos, y de entre los mercenarios privados al servicio de los señores feudales de Almería), nació de un desembarco naval acontecido sobre blancas playas de nuevas y exóticas tierras, cubiertas de verde selva y pobladas por gente tan inocente como también curiosa.

Los naturales se mostraron amistosos y absolutamente ingenuos frente a la presencia de aquellos hombres blancos, barbudos y hambrientos de sexo. Aceptaron divertidos los obsequios de los corsarios, consistentes en cuentas de vidrio; y desconocedores de la espada, se cortaron con su filo.

Patente de corso era un documento entregado por los monarcas o alcaldes de ciudades y naciones, a los propietarios de los navíos, donde se les otorgaba el permiso de atacar barcos o poblaciones de ciudades y países "enemigos". En realidad significaba simplemente la autorización para el saqueo clandestino y el asesinato impune.

Nos habían enseñado en la escuela, que Colón fue el descubridor, el prócer instaurador de la cultura, el hidalgo caballero que penando sin cuartel había logrado su cometido al servicio de la corona que lo apadrinaba, y que su tripulación era poco menos que un clan de eruditos inalcanzables, de caballeros nobles y unos hombres buenos que predicaban la palabra de Dios.

En realidad creo más lo que dijo Neruda: "Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras".

Hoy, "las masas amorfas de las grandes ciudades latinoamericanas, en las que se ha institucionalizado la democratización de la ignorancia", siguen festejando esta fecha sin tomarse siquiera la molestia de investigar de que se trata. Pero ellos no son los culpables, sino los que han mal enseñado esta parte de la historia.

Según Voltaire, la idiotez es una enfermedad extraordinaria y no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.
Y debe ser así...