Crucé frente a la puerta y escuché sonido de jazz...

Carlos Riedel16 abril, 2014

Tierra de mariachis y de tequila y sin embargo el jazz y el blues no son invitados casuales, ni de paso. Tierra de lamento negro y de swing, una noche en el "Gato Verde".

Por Sebastián Galarza desde Guadalajara. México

Crucé frente a la puerta y escuché Jazz. Sonido tenue y finamente delicado.

La música me invitó a ingresar.

Un piano sin cola y un micrófono que deambula por un salón de los años cuarenta construido en la Colonia Americana de Guadalajara.

El Gato Verde es un icono de la ciudad, uno de esos lugares que transportan en el tiempo y en donde se detiene una realidad entre viejos blues, boleros y copas de tequila.

El staff del Gato verde es un lujo de personajes únicos y sacados de un libro francés en de la época de Moulin Rouge.

Me invitaron a tocar mi armónica y juntos dejamos volar algunas viejas notas.

Gracias maestros...