Juanele presenta: Jorge Aulicino en Zárate

Carlos Riedel11 septiembre, 2018

El viernes a las 20 horas hay una oportunidad inmejorable para encontrarnos cara a cara, lo que no es poco en estos días de retracción de todo tipo, para escuchar a un poeta con la sabiduría de los escritores que ya tienen una obra escrita, más que una acumulación de libros, que por otra parte Jorge Aulicino tiene editados. Oportunidad para pensar, al fin y al cabo es una de las facetas de la poesía. Pensar con la imaginación encendida, el humor desatado y la ironía liberada. Un poeta que además fue periodista para aprender a escribir mejor la vida. Aprovechar la visita de este exquisito autor de una obra reunida en Estación Finlandia, editada en 2012. Premio Nacional de Poesía, traductor de la Divina Comedia de Dante Alighieri y otros poetas italianos: Pavese y Ungaretti algunos de ellos. Que ha prometido traer poemas inéditos, como quien viene a cenar y trae la comida recién hecha. Jorge Aulicino fue distinguido además con el Premio Konex en comunicación y periodismo y está en el mejor momento creativa de su intensa carrera Un pecado, perdérselo.Cada uno sabrá .

Lugar: Juanele libros, Quirno 398, Zárate.

Presentación: Armando Borgeaud

Entrada Libre y gratuita.

Jorge Aulicino nació en 1949. Periodista y escritor. Se desempeñó en los diarios La Calle y La Tarde en los años 70. Fue co-corresponsal de la agencia Tass en Buenos Aires y trabajó en la agencia Noticias Argentinas. Ingresó al diario Clarín en 1980 y escribió en las secciones de Información General y Policía, en el suplemento Cultura y Nación y en el suplemento La Segunda. Desde 2000 a 2005 fue editor general del suplemento de Espectáculos y, desde 2005 a 2012, editor de la revista de cultura Ñ. En 1999 adaptó para la revista Genios una colección de 40 clásicos de la literatura juvenil. En 2012 publicó su obra poética reunida, bajo el título de Estación Finlandia. En 2014 recibió el premio a la trayectoria de la Biblioteca Nacional y, en 2015, el Premio Nacional de Poesía. Colabora con el Periódico de Poesía de la Universidad Nacional Autónoma de México. En los 70, participó del taller literario de Mario De Lellis y en los 90 formó parte del comité editorial de Diario de Poesía.

Van unos poemas de Jorge Aulicino en adelanto.

Con su permiso. El de él.

Para ir picando….hasta el viernes 14

POESÍA ERES TÚ

ninguna mujer tremolará por tus poemas
escribirás en la sal en vidrio en las
espumas químicas de esta tierra desastrada
y ninguna mujer enloquecerá por tus poemas

(del libro La caída de los cuerpos)

VICTORIA LAND

Hacen señas inconfundibles:
se pasan la mano por la garganta.
No olvido: no hay sombras ni humo,
hay hielo donde el barco varado
se hamaca con los vientos polares.
No hay sombra: hay claridad sobre el hielo.

Se pasan la mano por la garganta.
Es inútil: no hablo.
No podría hablar de nada, sólo del barco,
del barco imaginario.
De ninguna otra cosa nada más que del barco.

(del libro Hombres en un restaurante)

OJOS QUE VI

Los ojos en las manos
no encuentran respuesta.
Los ojos en la pared con hiedra
no encuentran respuesta.
No hay respuesta en la acción
ni en la contemplación
hay respuesta.
La mirada en la hiedra,
la mirada en las manos,
cuentan.

(del libro Ojos)

TEO

¿Hay dios? La pregunta, formulada
mientras cae una pelota de goma
escalón por escalón hacia la calle,
suena, cierta en tu imaginación.
pertinente.
No sabés por qué formulaste la pregunta
cuando en tu cabeza la pelota de goma
rebotaba de escalón en escalón.
Y mientras probás construir la imagen
de una puerta situada al final de la escalera
-un manchón de luz- tenés la certeza
de que la pregunta se extingue
aunque la pelota no deja de rebotar
y no llega nunca a la puerta.

(del libro Magnificat)

 

5
(Samurai)

Te pido me perdones, porque he ido y venido
de los cables al paredón, como la mosca,
en una epopeya maniática.
La humanidad que parece un vasto programa
me extravió en sus circuitos repetitivos.
Rindo el sable a tus pies.
Su filo ha podido cortar tu chal en el aire.
Me entrego a tu vastedad.
Y no he podido comprender.

(de La ciudad de los estoicos)

8.3

Nadie transmite un gramo de sabiduría. No hay
un solo gramo de sabiduría en ningún lado.
La revelación, si así debe llamarse,
es estas gotas de agua que vierte la manguera,
el pico roto, o cualquier otro objeto
que no diga nada, nada en absoluto:
el peor aburrimiento, el vacío más rico.

Y cada uno sabrá su cielo verdadero,
y cada uno la ansiedad que lo lleva
al mal.
Ahora parten los barcos.
Allá parten los barcos y ahí no estás vos,
ni Dios.

(del libro La línea del coyote)