Sola, como un cero sola... (por Miguel A. Di Fino)

Carlos Riedel22 julio, 2015

Monumento

Malparafraseando una línea del tango “Solo” –interpretado por R. Goyeneche, escrito por Pino Solanas, para su película “El exilio de Gardel”-, la misma sirve de excusa –y modestísima metáfora por cierto-, para hacer referencia a lo que ocurre con el emplazamiento de la escultura alegórica “Madres”, emplazada en la Plaza principal del pago chico, en homenaje a las víctimas del Terrorismo de Estado de Campana y Zárate, aunque la placa que consignaba tales motivos haya sido quitada, arrancada, de la base de la escultura que fuera colocada en diciembre del 2003 a instancias del denominado “Vecinos por la Memoria”, y que contara también con el aporte tanto de militantes de distinta extracción política, así como el apoyo del municipio.

Así fue como en ese diciembre la concurrencia contó con la presencia del Int. Varela y, por primera vez, de representantes de la UOM/Campana, del gobierno nacional y, como siempre, de sectores militantes en DH, de Abuelas de Plaza de Mayo, entre otros, que a través de varios años –al menos desde 2003 al 2012-, mínimamente referenciaron dicha escultura como parte de las reivindicaciones políticas en la defensa de los DH en democracia, desde el pago chico, con el conjunto de lo que genéricamente podría denominarse “Movimiento de DH” zonal.

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La cuestión es que –como puede observarse en las imágenes- el grado de deterioro y falta de preservación de la escultura, eximiría de mayores comentarios a estas breves líneas, pero dado que el cuidado de monumentos, esculturas, etc. que se encuentran en el paseo público corresponden al Estado municipal, resulta necesario reflejar tal estado de cosas…o de escultura, según se precie, en la medida que podría refutarse con algún grado de validez el hecho de plantear porqué no realizan algo del mantenimiento requerido quienes emplazaron la obra u espacios político-sociales de DH que se supone estarían interesados en la preservación.

La respuesta no sería difícil de abordar, dado que se han hecho al menos dos intervenciones en estos años, por parte vecinos, pintando la base o la escultura misma; lo cual no obsta para consignar que la responsabilidad primaria de preservación es del Estado, y más allá del valor o significación que le han dado actores sociales interesados en DH a la obra, está el hecho de que debe procederse a su conservación como se hace con otros emplazamientos existentes en la Plaza. Aún más: existiendo un área específica de DH municipal, solucionar a corto plazo el tema no debería resultar complejo, tanto menos si lo abordara el área cultural o la de parques y jardines al menos.

Por otra parte, también resulta cierto que existen otras urgencias en temáticas de DH a nivel local –algunas muy recientes y dolorosas-, pero el grado de significación que pueda adquirir con el paso del tiempo una escultura alegórica, depende tanto de su preservación como del interés que pueda poner en tal empeño la militancia en DH, pensando en un espacio público que detenta un homenaje fraterno y sincero para con las víctimas del Terrorismo de Estado; homenaje que precisa del concurso del Estado para mantener una presencia que se está omitiendo, así sea una obra que rememore siempre, más allá de cualquier acto o actividad al respecto, una historia reciente en la que los silencios perduran y la dejan sola. Como un cero.

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