Causa Arsenales/Tucumán. Alegato final

Carlos Riedel19 noviembre, 2013

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Las palabras del abogado de la Secretaría de los Derechos Humanos, Dr.Pablo Gargiulo, marcó el final de los alegatos, en la megacausa "Arsenales II/Jefatura II". Palabras que remarcaron fuertemente la diferencia de dos políticas de estado. Por los crímenes que habrían ocurrido en la dependencia militar pidieron al Tribunal Oral Federal (TOF) prisión perpetua para 14 de los 41 imputados...

"Sr. Presidente este camino nos ha transportado hasta el presente donde la lucha inclaudicable de los organismos de DDHH se ha transformado en una política de estado que ha permitido llevar a juicio a los responsables del genocidio.

Sobre ésta política de estado se ha referido el imputado Valdiviezo en la ampliación de su indagatoria, expresando que se siente una víctima de ella, un perseguido y que esta política de estado ampara a los terroristas.

Sobre esto quiero hacerle algunas aclaraciones al imputado Valdiviezo.

Es verdad. Sr. Valdiviezo que su juicio se enmarca dentro de una política de estado. Aquella que busca poner fin a su impunidad y a la de sus cómplices. Pero déjeme decirle que el micrófono por el cual ud. habla en su defensa, también es parte de esa política de estado. Que la cama donde duerme, la comida que recibe, los defensores que lo representan, la atención médica que se le provee en un Hospital Penitenciario, todo eso también es parte de esa política de estado que ud. tanto desprecia, porque es una política de estado que respeta los DDHH.

Los mismos DDHH que no fueron respetados por la política de estado a la que tanto ud. como el resto de los imputados contribuyeron y todavía contribuyen a violar negándose a dar alguna información que permita encontrar los cuerpos de los desaparecidos. Esa política a la que ud. contribuyó, continúa violando aún hoy el derecho de los familiares de los desaparecido al duelo.

Déjeme decirle sr. Valdiviezo, que entre ésta política de estado de derecho y aquella otra criminal hay una distancia abismal, infinita.

Es la misma distancia que separa la CAMA donde ud, duerme de la colcha asquerosa que tenían los prisioneros del AM Azcuenaga por toda posesión

Es la misma distancia que separa la COMIDA que ud. recibe varias veces al día de aquel pedazo de pan duro con mate cocido, de aquel guiso con huesos pelados que recibían, cuando les daban algo, los prisioneros de los CCD de ésta provincia

Es la misma distancia que separa LA DUCHA Y EL SANITARIO donde se higieniza y hace sus necesidades de los baldazos de agua fría con que bañaba a los detenidos en pleno invierno y con la ropa puesta. Del campo pelado plagado de espinas donde eran obligados a hacer sus necesidades.

Es la misma distancia que separa SUS MEDICAMENTOS de la estopa y el desinfectante para pisos con las que el Dr. Augier trataba desesperadamente de curar las heridas de los torturados en el AMA

Es la misma distancia que separa LA AMBULANCIA que está en la puerta de éste tribunal por si alguno de los imputados se descompone o les sube la presión, del brazo agusanado por la gangrena de Víctor Zafarov, del cuerpo afiebrado por el tétanos de Julio César Campopiano, muriéndose en el AMA sin más atención médica que el consuelo lleno de impotencia de sus compañeros

Es la misma distancia que separa su DECLARACION INDAGATORIA hecha con todas las garantías de la ley, de aquellas declaraciones obtenidas bajo torturas, con picana, con submarino, con enterramiento en los CCD de ésta provincia

Es la misma distancia que separa, finalmente ESTE JUICIO, con todos sus defensores, sus jueces, sus recursos, sus apelaciones y sus garantías de aquellas ejecuciones sumarias, llevada adelante sin más trámite que arrodillar a un prisionero delante de una fosa, dispararle un tiro en la cabeza a quema ropa y después arrojarlo dentro para prenderle fuego a su restos.

ESA ES LA DISTANCIA QUE SEPARA ESTA POLÍTICA DE ESTADO QUE UD. TANTO DESPRECIA DE AQUELLA POLÍTICA CRIMINAL Y GENOCIDA A LA QUE UD. Y EL RESTO DE LOS IMPUTADOS CONTRIBUYERON.

Déjeme decirle además que yo sería capaz de arriesgarme por ésta política de estado, porque entre otras cosa impide que aún las personas que hubieran cometido los delitos más atroces, como es su caso y el del resto de los imputados de este juicio puedan ser sometidos al sufrimiento que tanto ud. y los demás ocasionaron a las víctimas de éste juicio.

Sería capaz de arriesgarme por ésta política, porque no es simplemente la política de un gobierno, sino porque es la política del pueblo argentino, que en su abrumadora mayoría supo darse ésta política a lo largo de éstos 30 años de democracia.

En la construcción de ésta política han contribuido enormemente los organismos de DDHH y en ese proceso de construcción esos pañuelos blancos y esas fotos de cartón que ud. ve se han convertido en un símbolo.

En el símbolo de la perseverancia, de la lucha, y del compromiso con la verdad, la memoria y la justicia. Mientras que las fuerzas represivas, de las que ud. formó parte se han convertido en el símbolo de la barbarie, la crueldad, la ignominia y la cobardía frente a todo el mundo civilizado.

Ha sido un largo camino el recorrido hasta aquí Sr. Presidente. Y a pesar de que este juicio puede significar el final de ese camino, una meta alcanzada luego de décadas de lucha, al fin y al cabo no es más que un nuevo punto de partida.

Porque verá Sr. Presidente, las páginas de ese libro sin final que es la historia, la seguirán escribiendo nuestros hijos y nietos. Y lo que vayan a escribir acerca de ésta historia dependerá en buena medida de ésta sentencia. Es aquí donde cobra toda su dimensión el aspecto de HISTÓRICO con que se ha bautizado a éste juicio en tantas oportunidades.

Como lo resumió Hannah Arendt, citando una frase de Isak Dinesen: “Todas las penas pueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas”

Eso es esta sentencia, Sr. Presidente. Una historia que documenta un acontecimiento.

Pero desde una perspectiva histórica ésta sentencia lleva consigo la posibilidad de convertirse en algo más que una sentencia. Tiene la posibilidad de convertirse en un LEGADO.

UN LEGADO para las generaciones futuras, que les permita creer a nuestros hijos y a nuestros nietos, que la Argentina es un país donde la IMPUNIDAD no es la moneda con que se paga el sufrimiento de las víctimas del terrorismo de estado.

UN LEGADO que permita creer que el nuestro no es un país donde se barre debajo de la alfombra del olvido los hechos más terribles y traumáticos de nuestra historia si no que se los enfrenta, con la frente en alto y con las armas de la democracia y el estado de derecho.

UN LEGADO que les permita a nuestros hijos y nietos crecer creyendo que viven en un país donde la única lucha que se pierde es la que se abandona y donde lo imposible, LO QUE PARECE IMPOSIBLE SR. PRESIDENTE, SÓLO TARDA UN POCO MÁS

Gracias Sr. Presidente. El alegato de esta querella ha concluido".

(Fuente: Coordinadora Juicio Campo de Mayo)