"Diagnóstico Esperanza", un retrato crudo de la marginalidad

Carlos Riedel30 septiembre, 2014

Por Jorge Urzich más conocido por Jorge Rock....

Mariano Alarcón es de "Ciudad Oculta" y Joel Aguiar de la villa "Carlos Gardel"...¿Qué tendrían en común además de pertenecer a esa "clase"  que la "generalidad" solemos llamar "villeros"?...Son algunos de los protagonistas del film "Diagnóstico Esperanza". Un retrato vivo creado por César González y que pinta la realidad en carne viva de una marginalidad que no necesita ser conceptualizada porque estos son sus reales actores. "Diagnóstico Esperanza".

Diagnóstico Esperanza

"A César lo conocí cuando estaba en "cana" a los 17 y fue al penal para llevar unos números de su revista "Todo Piola", él ya estaba en libertad, ahí charlamos un rato pero lo echaron y lo perdí de vista porque a mí me trasladaron a Marcos Paz", dice Mariano ante el micrófono de la FM Rock en la previa de la presentación de "Diagnóstico Esperanza"  en "Barelbajo" refiriéndose al creador del film, César González también conocido como Camilo Blajaquis, el hombre que logró algo por lo que los más prestigiosos directores cinematográficos resignarían sus millones y sus estatuillas. Logró obtener credibilidad con una película que es la ficción de su vida real, la de su familia, sus vecinos del barrio Carlos Gardel y de la veintena de amigos muertos a los que dedica su ópera prima.

Construyó un relato efectivo pero no efectista, encontró voces con personalidad que no es lo mismo que personas con voz.

Diagnostico Esperanza

"Después conocí a la que sería la novia de Patricio que fue quien ayudó a César con la película y volvimos a encontrarnos, fue cuando me propuso actuar. Yo nunca actué pero dije que sí porque me parecía un juego", señala Mariano.

En la película no hay actores que toman clases de expresión corporal en algún taller sino personas que hacen de sí mismos frente a cámara.

Desde el pequeño Alan, que prefiere un micrófono a un par de zapatillas para ser cantante (algo que ya lo es en la vida real), hasta el propio César, que evoca en escena los berretines que lo llevaron a años de balas y de "engome", o su misma madre, recreando una transa (una "arruinaguachos") que baja merca con Novalgina y negocia con la policía libertad para sus negocios a cambio de mano de obra para algún robo patrocinado por la Brigada del lugar.

Una mochila con la cara del Che, santuarios del Gauchito Gil y cumbia tronando en el estéreo de un auto, también se cuelan hiphop y reggae,  son algunas de las marcas de identificación que le dan entidad  a un discurso expropiado que César González y su pandilla pretenden recuperar, volver a hacerlo propio y entonarlo a los gritos.

"Los actores principales somos nueve pero trabajó mucha gente todos de la villa aunque vinieron algunos de afuera y cuando le tocaba actuar a César se contrataba a un camarográfo. Los "mano blanca" fueron pocos", afirma y cuando se le pregunta que es un "mano blanca" responde con picardía..."los que no son de la villa porque los villeros somos todos negros" y agrega que la música también está hecha por "artistas villeros".

La idea del autor, es evitar la representación bizarra del villero y el estereotipo de clase. La apuesta es visibilizar a través de historias mínimas pero cotidianas los discursos eclipsados por el relatos livianos donde el pobre parece un estúpido que busca peleas con el vecino por problemas de medianeras o la prédica de los militantes de la mano dura,  atajos recurrentes para abordar desde los medios masivos de comunicación la marginalidad.

"El 99,9 por ciento del trabajo fue de César que la produjo, la filmó y la editó, además todo lo hizo con la misma cámara que había comprado para la revista", cuenta con entusiasmo.

Una sola cámara rodando en la ex villa de Morón y también en Fuerte Apache, usando como decorado la chatarra de la vida real, la basura del capitalismo que la gran metrópoli arrumba en esas zonas marcadas por la desidia y el olvido. Una línea donde habitan las postergaciones y exclusiones. De merecimientos menospreciados. De premios, castigos, limosnas y clientelismos.

A la charla se une "Juanjo" Tártara, hacedor de la llegada de los visitantes y un comprometido con la acción social. "La verdad me emociona mucho escucharlos", dice con orgullo y añade, "tomaron un compromiso fundamental poniéndose la villa al hombro que es una manera de tratar de empezar a cambiar esta realidad".

El final fue para Mariano cuya frase tal vez reseña el espíritu de un guión para reflexionar..."si todos hacen arte ¿porqué un villero no puede?".

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(Fuente: Revista Rolling Stone)

2 comments

  • sonia

    5 octubre, 2013 at 11:15 pm

    La verdad...los felicito a los realizadores y a quienes difunden estos verdaderos valores, al trabajo, a la honestidad, al esfuerzo!!!! Sinceramente, no puedo creer lo que veo.....lo que exhiben....la mirada cándida de la nota sobre un hecho social absolutamente cuestionable! Soy de las que creen que la pobreza no da derecho a robar, a matar, a vivir entre la mugre, entre la basura, en la promiscuidad. Felicitaciones, finalmente a la presidente POR LA DECADA GANADA!!!

  • Sabrina

    5 octubre, 2013 at 9:26 pm

    Me parece una excelente peli, para dejar los prejuicios de lado, delincuentes ja, están en todas las clases sociales. Una excelente idea que se muestre como se vive en una villa, no para justificar, ni para pre juzgar, si para abrir la mente,para aprender a mirar a quien esta a nuestro lado, los FELICITO, chicos sigan adelante!!!!!!!!!!!!!!!!!

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