Por Enrique de la Calle (APU)... En diciembre de 2018, APU entrevistó al trabajador francés Arnaud Porra, cuando recién comenzaban las protestas callejeras. Dos meses después, el joven analiza por qué el movimiento se niega a abandonar las calles.
-En diciembre hablamos con usted cuando recién empezaban las protestas de los "chalecos amarillos". Casi dos meses después, siguen en las calles protestando. ¿A qué se debe la vigencia del movimiento?
-Los chalecos amarillos perduran porque es la primera revuelta que reúne posiciones de izquierda en lo referido al trabajo y posiciones de derecha en relación a los valores. Por eso, es un movimiento que va por fuera de los partidos políticos, de derecha o de izquierda. Eso es muy interesante, porque contiene a todas las opiniones políticas. Además, incluye una crítica a los excesos de la globalización y también a una presencia omnipotente del Estado en materia fiscal.
-¿Qué ha hecho el gobierno de Emmanuel Macron en estos meses?
-Se hace el sordo y no quiere escuchar la voluntad de su pueblo. Continúa con su programa económico y social. No escucha a esta revuelta. Los chalecos amarillos queremos menos impuestos y que se tenga en cuenta a la gente que vive en el interior de Francia, que no puede vivir dignamente de su trabajo. Por eso vamos a insistir con un referéndum que sirva para escuchar nuestra opinión. La última consulta popular ocurrió en mayo de 2005. Hace mucho que no tenemos referéndum. Sólo elegimos dirigentes que deciden por nosotros. En una verdadera democracia decide el pueblo.
-Decía que incluyen "posiciones de izquierda en lo referido al trabajo y de derecha en relación a los valores". ¿Cómo es eso?
-Los chalecos amarillos queremos recuperar valores profundos de la sociedad francesa. Valores que tienen que ver con la meritocracia, la libertad, la familia, y poder vivir dignamente de nuestro trabajo. Valores que están incorporados en la burguesía católica nacionalista. En relación a la izquierda del trabajo, me refiero a las clases medias y bajas, a los trabajadores precarios y a los habitantes de los barrios populares.
-Francia es uno de los países con mayor número de inmigrantes (cerca del 10% de su población lo es). ¿Qué piensa al respecto?
-De momento no queremos hablar públicamente mucho de la inmigración aunque sea importante. En Francia hay 6 millones de immigrantes que representan 9% de la población. Puede ser importante a largo plazo. La mayoría de la derecha está en contra. Este tema está un poco suspendido en la revuelta social de los chalecos amarillos. Hay diferentes puntos de vista.
-En relación a la "derecha de los valores". ¿Qué opina el movimiento sobre el matrimonio igualitario, que despertó tanto debate en Francia?
-Es otro debate que no tiene que ver con la revuelta. Los chalecos amarillos evitamos hacer política. Por eso, tenemos apoyo desde la izquierda y la derecha. No queremos reivindicaciones políticas en las manifestaciones. Es un movimiento pacífico y apolítico. Es lo que hace la fuerza de este movimiento y que perdure en el tiempo. Cada uno puede tener posiciones políticas individuales.
-Este año habrá elecciones en Francia para elegir representantes para el Parlamento Europeo. ¿Qué puede pasar?
-Los principales partidos de la oposición (sea la derecha o la izquierda) van a sacar muchos votos. Creo que el partido de Macron va a tener muy pocos. Además, se quiere crear una lista de chalecos amarillos, lo que generó debate al interior del movimiento, porque muchos creen que se va a dividir el movimiento.
