La FM del 15 invita al cine antes del mundial

Carlos Riedel7 mayo, 2018

En cada película tratamos de mostrar a un personaje  enfrentado  a situaciones que, muchas veces, él mismo inventó. El problema suele ser que no interpreta su propio deseo, que no sabe bien lo que busca. Y lo que busca en realidad, en casi todas las películas, es encontrar a alguien. Intenta huir de la soledad para convencerse de que un ser humano, hablamos en general, es más feliz si está  acompañado.

Jean Pierre y Luc Dardenne

Dos películas de los Dardenne: realismo y lucidez

Agendar: sábados 12 y 26 de mayo en el IFDT 15

La FM del 15 promete dos películas de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, para ejemplificar la potencia creativa en la obra, esa honesta visión del mundo de los más débiles en la Europa reciclada y posmoderna de finales del siglo XX y comienzo del XXI, de estos dos maestros fundidos en una sola mirada, sensata y muchas veces descarnada, de la gente que puebla sus historias: seres que parecen no haberse enterado que transitan el   Primer Mundo.

La presentación de las películas estará a cargo de Armando Borgeaud y la entrada será a la gorra, para colaborar con la radio.

Las proyecciones serán en la sede del IFDT 15 de Campana, frente a la plaza Costa.

A continuación del programa del ciclo, va una biografía bien cargada de los hermanos y un artículo de Aníbal Perotti sobre el cine que filman.

Este es el programa

Sábado 12 de mayo, 18 horas:

Rosetta (Bélgica/ Francia/Suiza, 1999)

Dirección y guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne.

Fotografía: Alain Marcoen.

Intérpretes: Emilie Dequenne, Fabrizio Rongione, Anne Yernaux y Olivier Gourmet.

Sábado 26 de mayo , 18 horas:

Dos días, una noche (Bélgica/Francia/Italia, 2014 )

Dirección y guión: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne.

Fotografía: Alain Marcoen.

Montaje: Marie-Hélène Dozo.

Diseño de producción: Igor Gabriel

Cine serio

Como afirma Aníbal Perotti, se trata de un cine de hondo contenido humanista que sin embargo está lejos ser didáctico o “comprometido”, porque los directores tienen el coraje de no mezclar la representación social con los buenos sentimientos. La marginalidad económica de los personajes no explica su comportamiento, no son víctimas que tienen legitimidad y derecho a hacer cualquier cosa por su condición. El reflejo de las múltiples adversidades o el combate diario por la supervivencia no engendran un cine simplista ni estereotipado. La ética del cine de los Dardenne no admite que se condene a sus personajes a una dimensión unívoca. En cada una de sus películas construyen una moral del relato que e apoya precisamente en la inmoralidad de los comportamientos representados.

Dos muchachos sensibles y  silenciosos

Hermanos Dardenne. Su cine ha sido marcado por el realismo y se distingue por el hondo contenido humanista. Son considerados como la gran voz del cine social europeo y baluartes del cine social contemporáneo. Sencillos pero profundos, los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne forman parte del club de hermanos directores de cine, que ha dado figuras tan ilustres como los Coen o los Taviani. No sólo escriben, dirigen y producen juntos todas sus películas, sino que además hablan de ellos mismos como 'una persona de cuatro ojos'.

Síntesis biográfica

Jean-Pierre Dardenne nació el 21 de abril de 1951, en Engis, y Luc tres años más tarde, el 10 de marzo de 1954, en Awirs, ambas localidades pertenecen a la provincia francófona de Lieja (Bélgica) y son zonas industriales. Ambos crecieron juntos en Liège y Seraing, dos pueblos industriales de Valonia en la parte francoparlante de Bélgica. De orígenes modestos, y criados en la clase trabajadora será un elemento de referencia indispensable y el telón de fondo de todas sus películas.

Estudios realizados

Luc Dardenne estudia Filosofía y Jean-Pierre Arte dramático en el Instituto de Difusión de las Artes. Allí conocen Armand Gatti, poeta, director teatral y cineasta francés, hombre de artes y letras quien los involucra en su quehacer artístico, Jean-Pierre como asistente de cámara, y Luc como asistente de dirección.

Trayectoria impecable

Después de trabajar en una serie de documentales, en 1975 encuentran su propia productora, Dérive, la cual terminará produciendo más de 50 documentales que retratan los estratos más bajos de la sociedad belga, sacando a la luz las miserias económicas y sobre todo humanas que invadían a esos sectores.

Sus películas tienen como escenario recurrente la región belga de Seraing cerca de la frontera alemana, donde pasaron una buena parte de su infancia, zona ligada históricamente a las industrias minera y siderúrgica. Los Dardenne filman en el margen de esta sociedad y muestran el trabajo de los jóvenes, la desocupación o los problemas de la inmigración clandestina. Es un cine de hondo contenido humanista.

Cine de ficción. Reconocimiento Internacional

En 1987, filman Falsch, película que marca el paso a la ficción. Pero será La Promesa (1996), presentada en Cannes durante la Quincena de Réalizadores el filme que marca el principio del reconocimiento internacional para estos directores belgas y es la primera manifestación brillante de un estilo realista alimentado por veinte años de práctica militante en el documental.

En 1999 vuelven a Cannes con su siguiente película Rosetta que gana la Palma de Oro. Nunca antes, ninguna de sus películas había sido popular tanto con los entusiastas del público, como con los críticos. La actriz Emilie Dequenne, en su primer papel, gana el premio a la interpretación femenina. Tres años más tarde dirigen El hijo, película que le proporciona al actor Olivier Gourmet el premio a la interpretación masculina. En 2005 llegan nuevamente a Cannnes y obtienen su segunda Palma de Oro con el filme El niño, una película austera y sugerente con un guión férreo y minimalista que lleva al extremo otro de los temas centrales en su cine, las relaciones paterno-filiales.

La temática del inmigrante y sus miserias frente a la crueldad del país de acogida es retratada en El silencio de Lorna (2008). Los Dardenne construyen un relato lleno de complejidad donde se mezclan inmigración, drogas, asesinato y embarazo en un mismo film que tiene entre sus aciertos evitar la sordidez gratuita y la manipulación sentimental.

En El niño de la bicicleta (Le gamin au vélo, 2011), vuelven sobre el tema de las relaciones paterno filiales y esta vez analizarán el concepto de maternidad como asunción de una responsabilidad más allá de la consanguinidad. Le sigue Dos días, una noche (Deux jours, une nuit 2014) el drama de una trabajadora interpretada por la actriz Marion Cotillard que encarna, un dilema recurrente de la clase obrera: elegir entre el individuo o el colectivo. Jean-Pierre y Luc Dardenne logran construir casi un thriller social, una película que encuentra la emoción por la vía de la introspección de los personajes y también de la narración, al enfrentarnos a una carrera contrarreloj. Los Dardenne con esa enorme capacidad para sintonizar el estado de la sociedad y pese a llevar casi tres décadas haciendo cine, han sabido adaptar sus sensores al momento actual, esta vez poniendo el foco sobre el epicentro del sistema y sus ecos en la clase trabajadora.

Los hermanos Dardenne se han convertido en la gran voz del cine social europeo del siglo XXI. Tomando el relevo de cineastas que hicieron un cine en esta vertiente como es el caso de Ken Loach, sus películas tratan de acercarse con el mayor rigor posible a los problemas de la sociedad contemporánea. Una veintena de premios internacionales encabezados por dos Palmas de Oro reconocen una filmografía íntegra y coherente como pocas, con títulos que sirven para mantener el pulso a la sociedad y despertar conciencias sin riesgo de adoctrinar.

Ética y estética de los Dardenne

La cámara tiene un lugar esencial como creadora de tensión y lazo entre la interioridad de los personajes y el espectador.

La puesta en escena reposa en una estética despojada, la ausencia de música y un dispositivo técnico sofisticado que coloca la cámara tan cerca del protagonista que por momentos parece perseguirlo.

Se destaca asimismo el realismo de la puesta en escena y el uso genial del sonido fuera de campo.

Ellos siempre consiguen colocarse en un equilibrio casi imposible entre la distancia y la implicación, de ahí que su estilo documental combine tan bien con la potencia emocional de sus historias.

La manera de concluir sus historias, nos advierte la elección política de estos cineastas, en el universo de los Dardenne siempre hay una grieta por donde se puede filtrar la libertad.

Filmografía

1987 Falsch
1992 Je pense à vous
1996 La Promesa
1999 Rosetta Cannes: Palma de Oro Cannes y premio a la Mejor actriz para Émilie Dequenne.
2002 El hijo Cannes: Mejor actor para Olivier Gourmet.
2005 El niño L'enfant Cannes: Palma de Oro
2008 El silencio de Lorna. Cannes: mejor guion
2011 El niño de la bicicleta: Cannes: gran premio del jurado
2014 Dos días y una noche
2016 La chica desconocida

El cine de los hermanos Dardenne

por Aníbal Perotti

Ética y estética. Un plano filmado por los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne se reconoce en menos de tres segundos por su intensidad y su dinámica. La cámara tiene un lugar esencial como creadora de tensión y lazo caótico entre la interioridad de los personajes y el espectador. La puesta en escena reposa en una estética despojada, la ausencia de música y un dispositivo técnico sofisticado que coloca la cámara tan cerca del protagonista que por momentos parece perseguirlo. Sus películas tienen como escenario recurrente la región belga de Seraing cerca de la frontera alemana, una zona ligada históricamente a las industrias minera y siderúrgica en donde los directores pasaron su infancia. Los Dardenne filman en el margen de esta sociedad y muestran lo que no se suele (o no se quiere) ver: el trabajo de los jóvenes, la desocupación o los problemas de la inmigración clandestina. Es un cine de hondo contenido humanista que sin embargo está lejos ser didáctico o “comprometido” a lo Ken Loach, porque los directores tienen el coraje de no mezclar nunca la representación social con los buenos sentimientos. La marginalidad económica de los personajes no explica su comportamiento, no son víctimas que tienen legitimidad y derecho a hacer cualquier cosa por su condición. El reflejo de las múltiples adversidades o el combate diario por la supervivencia no engendran un cine simplista ni estereotipado. La ética del cine de los Dardenne no admite que se condene a sus personajes a una dimensión unívoca. En cada una de sus películas construyen una moral del relato que se apoya precisamente en la inmoralidad de los comportamientos representados.

Películas. Presentada en el Festival de Cannes en 1996, La promesa marca el principio del reconocimiento internacional para los directores belgas y es la primera manifestación brillante de un estilo realista alimentado por veinte años de práctica militante en el documental. Con Rosetta, película que obtiene la Palma de Oro en 1999, profundizan estos rasgos y construyen una ficción social como si fuera una película de guerra, donde la heroína es filmada como un pequeño soldado resistiendo al enemigo. Aparece por primera vez en su filmografía un procedimiento que será en lo sucesivo su marca de fábrica: el uso de la cámara pegada al cuerpo del protagonista y sus conmociones, un enfoque cerrado que genera la impresión de descubrir con sorpresa cada uno de sus movimientos. Se destaca asimismo el realismo nervioso de la puesta en escena y el uso genial del sonido fuera de campo, recurso que los Dardenne volverán a utilizar seis años más tarde en la secuencia terrorífica de la venta del bebé en El niño (segunda palma de Oro en 2005). Entre las muchas constantes que podemos encontrar en sus películas está el tema de la mirada. Rosetta avanza sin mirar a nadie hasta el inquietante desenlace donde por fin levanta la vista. En El hijo, Olivier (cuyo rostro permanece semioculto porque la cámara se mantiene a su espalda) observa sin cesar al otro protagonista hasta que, sobre el final, los dos miran juntos. El hijo es la obra cumbre de los Dardenne, una película austera y sugerente con un guión férreo y minimalista que lleva al extremo otro de los temas centrales en su cine, las relaciones paterno-filiales.

Política. En la familia de actores emblema de los Dardenne se destaca Olivier Gourmet, que trabajó en todas sus películas y recibió el premio al mejor actor en Cannes por la sutil composición del personaje del carpintero en El hijo. El primer suceso en la carrera de Gourmet fue el padre seco y odioso que interpretó en La promesa, película que marca el debut de otro de los actores de la casa, el notable Jérémie Rénier que encarna al pequeño Igor. Rénier es además el protagonista de El niño y demuestra toda su versatilidad en la soberbia construcción del frágil drogadicto en El silencio de Lorna, la última película de los Dardenne de reciente estreno comercial en Argentina que sirve de excusa para estas líneas. Lorna es una sobreviviente con su propia ley y su propio cosmos, que resiste en una zona donde (como ocurría en El niño) el cuerpo es a la vez la mercancía y lugar de la transacción. Es la película con más planos, elipsis y personajes en la filmografía de los directores, una complejidad que por momentos le resta contundencia. La impronta de Robert Bresson se siente (al igual que con Rosetta, que podría ser la hermana menor de Lorna) en la sacralidad de ciertos momentos y en la redención final (como en un cuento de hadas, Lorna atraviesa un bosque sombrío y encuentra refugio en una cabaña). Se trata de un cierre provisional, porque todas las películas de los Dardenne se detienen en el momento en el que algo se acaba, pero también sobre el principio de otro movimiento. Son documentos que muestran una realidad que preexiste y los sobrevivirá. Finalmente, esta manera de concluir sus películas es también una elección política porque sin redención estaríamos ante una suerte de determinismo social, y en el universo de los Dardenne siempre hay una grieta por donde se puede filtrar la libertad.